1 de junio de 2010

Uno, dos, tres

Circular por las carreteras de esta comarca, entre tierras a un lado y al otro calcinadas, con este sol horrible que quema hasta las entrañas de la tierra, arrastrando tú el ánimo o lo que queda de él; mirar los edificios feos, que parecen a medio terminar, que no se empezaron con gusto, mirarte a ti, incompasivo, solitario, hecho para mirar los edificios feos; circular entre las calles desiertas en la tarde bochornosa; ver después de esto la vida y la muerte, todo en este paisaje árido de la comarca, todo, el círculo completo al que yo no sé si habría que darle el nombre de amor.

Páginas de Trapiello (Las armas y las letras): cuando el escritor (cronista de la literatura en la época) consigue suscitar el recuerdo de lo que pudo ser (no de las posibilidades muertas, sino de cómo pudieron ejecutarse los crímenes) no podemos evitar la sensación de asco. El calor que hace, sin duda.

Mi torpeza es directamente proporcional al calor que hace y a mis años, según la fórmula de la distribución de los valores en una tabla de verdad para n proposiciones (2 elevado a n).

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