26 de agosto de 2006

Lo pequeño y lo grande: perspectivas

Caemos en el error al interpretar gestos, acciones y palabras de los dos o tres últimos días. Entonces, vamos extrayendo un significado muy precario de los distintos tramos de experiencias: la vida como un tejido demasiado inestable, construido de la multiplicación de los errores. Los sucesos se suman a los sucesos, la comprensión actual a la anterior: la escritura se rompe -corresponde al olvido- una vez que se es consciente de la anterioridad pre-comprensiva de lo vivido, incapaz de asentar sobre ella una explicación cierta. Sólo bellas geometrías conceptuales, cuya hermosura sobrecoge: o su quiebra, al observar que también son vulnerables a la opinión crítica. Queremos creer, en ese momento, y así se lo participamos al otro, que las ruinas son sublimes. Buscando la razón quizás sólo nos atrevamos a considerar que constituyen un espejo más adecuado, fracturado, roto, dando la vera imagen de la línea del tiempo: al que sólo conocemos en las fallas de la memoria (lapsus, olvidos, culpas...)

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