No obstante, también en las cosas del pensamiento, es de admirar la actitud del coleccionista, robador de perlas en el mar epistémico.
Como quien está en espera de una verdad que quizás no haya sido acordada para él. Se acoge así al modelo magisterial de otros, y hace como la ostra, retirada en el temor de previsibles catástrofes.
Una ignorancia previsora, en fin, en alguien estéril. Que alumbren otros.
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