La filosofía es como una óptica, ya nos vale, y nos hace gracia que las gafas se empañen. Entonces es que hemos tirado el dinero o puede que no hayamos ganado bastante en virtud.
¿Pero por qué no como un taller de reparación de automóviles?, donde los distintos coches son diferentes lenguajes, prácticas discursivas, y todas esas denominaciones bien atrincheradas con las que medrar en los soportales de las academias.
Ya puestos, también puedes decir que la forma suprema del espíritu absoluto se encarna en un taller de chapa y pintura, como una forma de ir sacando adelante el viejo buen lenguaje, o un desguace de automóviles, y quizás deberías pensar en esos mercados de los martes en Alb., un hermoso pueblo, donde hallarás de todo para tu cuerpo y espíritu, si es que todavía crees en estas cosas.
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