Hay algo anómalo en estos días de agosto, que se sale de norma y quiebra las santas costumbres... Las tardes de los domingos ya refresca, las nubes se vetean del carmesí del sol poniente, las luces de la ciudad pastan en lo hondo y la luna nos concede su halo de glamour... Pero falta alguna cosa, esencial en nuestras pobres vidas de creyentes unos, engreídos otros. Decid, por dios, ¿cuándo empieza la Liga?
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