6 de mayo de 2014

Recibido el libro de E. W. Wagner, La ciencia de Sherlock Holmes, ed. Planeta. Repleto el primer capítulo, relativo a la ciencia forense, de cadáverica poesía.

Cuando las excepciones a la esfera de la razón práctica y la moralidad llegan hasta las dependencias del Instituto de Anatomía Patológica, donde el médico determina y no el funcionario policial, deberás pensar que es algo que concuerda con el tratamiento estético de la carroña. Que Baudelaire vino antes que Conan Doyle, y que hasta la piedad del primero se perdió por el camino, como un obstáculo para el triunfo de la lógica pura de la burguesía imperialista.
Recuerda lo que vimos, alma mía,
esa mañana de verano tan dulce:
a la vuelta de un sendero una carroña infame
en un lecho sembrado de guijarros...

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