8 de mayo de 2014

Al ir a depositar, como buen e higiénico ciudadano, los residuos de la vida doméstica ( la basura) en el contenedor instalado ad hoc, casi desde tiempo inmemorial, por un benévolo ayuntamiento que se preocupa por la salud pública, olfateo como un olor a hierba mojada cargando el aire. Lo cual me arrastra a otra época de mi vida en la que me deja a llevar por sensaciones. No hay tal, razona mi mente alerta, sino yerbajos secos y un relente de mes de mayo que confunde las impresiones y el ánimo.

No hay comentarios: