11 de diciembre de 2014

No se puede entender el totalitarismo ( el de derechas; con el de izquierdas tengo mis dudas de que sus tropos no pertenezcan más bien a la veterinaria ) sin la presencia nuclear, desde su prehistoria en el XIX, y aun previsiblemente antes, de los saberes biomédicos. Como si el ideal del alma espejeara ahora, dieu est mort, en la salud del cuerpo. Democracia o dictadura son barnices superficiales de esta voluntad soterraña de saber y poder sobre los vivientes humanos.

No hay comentarios: