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13 de diciembre de 2014
Aprendí en uno de los megaperiodistas actuales que un periodista jamás debe caer en la trampa aristotélica, por así decirlo. I. e., en la inquisición por las causas de los hechos, en el porqué de los hechos de la noticia... ( Esta es materia bien abstracta y nos cuesta explicarnos.) Por lo cual tampoco deberá enfangarse en las derivaciones de las causas, en las consecuencias, y hasta en los efectos emocionales... Lo peor de la entrevista del tal Sergio M. a Pablo Iglesias no consiste en la insinuación de felicidad por la suelta de condenados por terrorismo. Eso - sin el pundonor de plantearlo como pregunta, sino arrojándoselo a la cara o como un traidor por la espalda- es signo de obediencia a la voz del amo. Nada más. La mezquindad en que caen hasta los leones. Consiste, creo yo, en que quiere meterle la enhorabuena con calzador, por las bravas, histéricamente. Maneras de meritorio ramplón con prisas y hambre.
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