... de desgracia acumulada a lo largo del tiempo es ya demasiado grande no se sabría dar vuelta atrás: para creer en la alegría irreflexiva, tan irreflexiva como la confusión mental que genera y regenera el malestar del alma---
Al salir a la calle se comprende que no es más, en el fondo, que esta niebla londinense que permea las vetas del alma, deshaciendo sus nudos a la vez que afloja los lazos del cuerpo---
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En un apunte de Diarios de Carrión, de mil novecientos sesenta y tantos, el autor (?) plantea de una forma un tanto hipócrita la contradicción que supone la escritura de un diario: dada su pertenencia esencial al espacio íntimo, privado, inconfesable---
Pero el diario es justo lo contrario (su intención apunta a lo contrario, a la máxima publicidad): se habla y escribe consigo mismo igual que si se estuviera confesando al mundo o a Dios, a lo universal---
La escritura electrónica únicamente viene a suavizar esta confesión, limándole las durezas: puesto que entre el alma y Dios se interpone la infinidad de seres humanos (no de lectores: creer esto es absurdo; sino la infinidad en tanto que posibilidad de cualquier lector y lectura)---
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