12 de enero de 2008

Foucault

Se tiene que sospechar que ese vuelco epistémico (en biología, economía política, filología), a la vuelta del siglo XIX, de donde van a nacer las ciencias humanas y el hombre como objeto (de una ciencia), puede constituir una trampa más de la academia, la moda del día (de 1966).

Se es partidario de la continuidad, se tiene fe en que las cosas huyen de la ruptura. Sí, hay cambios, pero más lentos: según los quieren explicar las denostadas ciencias del hombre y el sujeto que -en su finitud- las sostiene, implicando muchos más elementos que la mágica coupure religioso epistemológica que el pensador francés nos trajo como el evangelio nuevo---

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