Un castigo, y una tortura (el texto, hasta donde he llegado hoy: no puedo más, me rindo): y tiene uno que pedir perdón porque hubo mucha gente que sufrió, también porque la historia de Brasil debe ser algo apasionante, como múltiple experimento frustrado y esperanzado, en todos los órdenes---
(Por lo menos el capítulo correspondiente del libro de Casanova acerca del papel público de las religiones en la actualidad - en el "mundo moderno"- deja al lector con la soberbia curiosidad de explicar/se -de pedir y buscar ulteriores aclaraciones- cómo la jerarquía católica pudo hacerse comunista. Si es que se hizo, pero la duda cabe.)
Pero este discurso académico y bienpensante se queda en una superficie periodística partidista, muy lejos del espíritu frío y neutral (aunque resulte antipático) al que debe consagrarse la verdad histórica, su búsqueda---
La complejidad de la acción, cuyos preliminares discursivos se me representan como una de las pocas posibilidades de un conocimiento filosófico vivido, debe huir, quedar al margen, desdeñar la piedad satisfecha, que es uno más de los obstáculos puestos al conocimiento---
Sea por las memoria de las víctimas, que deben quedar al margen de teólogos laicos y religiosos---
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