30 de junio de 2007

Imposible...

... pensar, en este final de junio: calor, cansancio, ansiedad. Se me ocurre combatirlo con trabajo, aunque no sepa si lo que yo hago es trabajar. Pero para mí el trabajo consiste también en tiempo sufrido, y de eso sé bastante---

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En el cultural de Abc, de hoy: textos de Marañón Ripoll ("Espam"), Mancini ("El nuevo mundo de la educación") e Irene Lozano ("Conversaciones escritas"). Confieso que yo también fui escritor de móvil -aunque lo he dejado, como el tabaco y la fe-, que me sedujo la idea de la vida virtual de Second Life, tal como antes me había seducido la idea de Gran Hermano y la imagen de aquel ¿chileno? que vivía en una casa transparente (pública sin ser pecado).

Ahora casi todo eso me horroriza, y no por sentido del pudor (¡Por Dios, qué vergüenza!), sino por los mundos de pesadilla posibles, las aldeas globales chiriquianas, magrittianas y similares, como la de la imagen tridimensional que aparece en las páginas 46-47 del cultural de Abc (las de los textos de Mancini y Marañón Ripoll).

Una pregunta: Eso que está ahí, en la imagen, ¿no es la caverna?

Él decía...

... que la reducción de la libertad a una aceptación obediente de la ley divina representaba el suicidio del pensamiento, y el no mucho más lejano de la humanidad. Tener que oír, encima, que eso era bueno (que la libertad consistiera en la sumisión) le hacía, al menos, sentir que él estaba en lo correcto, y que se trataba de un asunto ético. Porque no le parecía nada claro el protagonismo entero de la fe, y que no se hubiera invitado para nada a la razón a esta fiesta del sacrificio y de la bondad teológica. Podría aceptar que la libertad consistiera en la obediencia de la norma de un dios... siempre que la razón hubiera sopesado el mandato. De ahí se seguiría, evidentemente, que eso sí era lo bueno, i. e., la autonomía soberana del sujeto ético, espléndido en su poder de decisión. Pero la bondad no se podía concluir antes del procedimiento de examen, y que alguien lo sostuviera sonriendo le producía un poco de miedo, la verdad.

Cuestión de fe

Aun la verdad religiosa impuesta como tal (por sí misma) al cabo del tiempo histórico, a la manera de una gramática que necesita de la pluralidad de las lenguas para exhibirse en toda su riqueza, aun esa verdad -que se quiere liberar de las ataduras metateológicas de la interpretación sucesiva de textos- nos dejaría intacta la cuestión principal: acerca del lugar del que procede, y si nosotros estamos legitimados para viajar allí.

29 de junio de 2007

Intensidad del tiempo

Como con una luz herida por el tiempo, entretengo el viaje escuchando un viejo disco de Gabinete Caligari (Privado, 1989). La voz convoca a la presencia al niño que fue y a la madre, al vividor que ha perdido su buena estrella, a la durmiente inocencia de una niña y a las muchachas que alegran el bulevar cuando pasean. Presencia y luz heridas, que no muertas: en la piel prohibida de su pierna, que oprime sin protestar, y en el arranque de la espalda madura, que en ese momento se da a la mano que la busca.

Luego podrá la frente erguirse, y dar dos besos de hasta luego: pero el alma es una con el mar de plástico y el de verdad, y con lo que recuerda.

...

Aunque la memoria signifique un premio insuficiente, aviso de la muerte: autobiográficamente hablando.

Y yo no tengo tiempo para casi nada de lo que quisiera hacer; por muy anárquico que sea, o entregado a la felicidad de mis caprichos. Aunque más bien al contrario: podría pensar en una ética que mandara el ascetismo más extremo, y también el desprecio de una dicha que de todas maneras se resiste. A los hombres que no bailan y que son algo estúpidos en sus pretensiones.

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(Bibliografía, la ficha debida)

Yves Ternon/Sócrates Helman, Historia de la medicina SS, o el mito del racismo biológico, Valencia, 1971, Fomento de Cultura Ediciones.

Figuras

De visita: uno no consigue librarse del todo del envaramiento -como tampoco del espesor del razonamiento o del suceder de un lenguaje que queda casi inmediatamente olvidado, como me pasa a mí con frases que escribí ayer mismo---

Será el precio que hay que pagar---

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I. P. E.

Me pregunto qué tienen de común las máscaras de forja, de trazos analíticos, sintéticos, abstractos, figurativos o no, con la espiral del viento, forjada también; y con la representación escultórica de una catedral del gótico, inscrita en el mismo lenguaje de la abstracción y su contraria, la venerable figuración---

(La inteligibilidad del asunto requeriría la incorporación de las fotografías correspondientes.)

28 de junio de 2007

Los cínicos

Hay un cuadro* estupendo de Honoré Daumier en el que se ve, situados en la ladera de una montaña, a una serie de personajes habitando en su tonel correspondiente; alguno saliendo del tonel y asomando la cabeza al día, tocado con un gorro que recuerda al de los locos de la época; otro, como el del primer plano, situado tan ricamente dentro del espacio de su "vivienda", como diciendo que, por amplias que fueran las glorias del mundo, nunca lo son tanto como su vida.

A mí me llama la atención la imagen, cuyas interpretaciones académicas desconozco -pues se trata de una imagen que he visto casualmente al hojear el libro recién adquirido-, por la posibilidad que ofrece al observador, de considerar la existencia de una sociedad de sujetos islas, viviendo en la naturaleza mínimamente adulterada, sin excluir un orden que reproduce el de (o es reproducido en) las áreas suburbanas ricas de las ciudades modernas. Cada uno de estos hombres es y vive para sí; i. e., está en lo que tiene que estar, ocupado en su existencia y en ninguna cosa más. Sin embargo, dentro de la placidez de la representación, hay una cosa que desentona o que provoca el malestar: un leve giro rotatorio de los toneles podría deshacer toda la paz de la vida, puesto que los toneles, bien dispuestos, en paralelo y mirando hacia abajo, a una distancia prudente unos de otros, en el caso desgraciado de que se movieran sobre su eje, digo, rodarían por la pendiente de la ladera, estrellándose sin remedio y dejando la montaña vacía.

*Es una litografía.

(Vid. Bracht Branham/Goulet-Gazé (eds.), Los cínicos, Seix Barral, 2000, pp. 484-485.)

27 de junio de 2007

Conversaciones

Será difícil, para quien imagina el mundo como un ahora igual, para quien no lleva consigo la idea de una línea del tiempo que se hunde hacia atrás y se fuga hacia delante, será difícil -me digo- concebir algo similar a la infinitud, también para las líneas que cierran el espacio del mundo, transformándolo en una esfera manejable.

Alguien así, un griego típico, puede -todo lo más- pensar en una recurrente concentración puntual del universo, y en una deflagración consiguiente, que despliega el mundo hasta la vez siguiente: hasta la nueva reducción promesa de mundo.

Para llegar a una creencia así ha sido necesaria la destrucción de los lazos de la ciudad, y enfrentarse cara a cara con el logos escondido en el universo---

Vecino casi -en el tiempo histórico y cultural- del único Dios, el hombre postgriego va a encontrar la doble infinitud de su conciencia subjetiva, y la de la ausencia de límites en el universo---

Quien...

... ha demostrado de manera bastante sobrada su capacidad para idear fines que luego no es capaz de llevar a cabo, a causa del desorden en la preparación de los medios, del aburrimiento de ellos, de la falta de organización general en todo lo que emprende, etc.; quien ha logrado cansar a los demás en razón -justamente- de esta disposición frívola, hasta llegar a hacerles pensar que es imposible que una persona así pueda respetar ningún tipo de promesa, alguien que actúa de tan irresponsable manera, y que por lo tanto haríamos bien en no incluirlo en cualquier pacto social que se nos ocurriera, no ha de ser tomado, sin embargo y a pesar de todo, como un ser inmoral, ni siquiera mentiroso; en efecto, cuando hace la promesa experimenta una alegría que nadie debería, observando las cosas a la ligera, tomar a broma. Es un momento después, y nadie se conoce mejor que él para decir esto, cuando experimenta el miedo de concluir las cosas, a la vez que le vuelve su creencia de no estar a la altura -de estar lejos de la ciudad, de los hombres y del saber.

26 de junio de 2007

Poco tiene...

... uno que añadir a lo que todo el mundo sabe de los días enteramente irreflexivos: para empezar, una discusión un tanto absurda; luego la rutina de corregir; de estar un poco al margen; ir deprisa todo el día, sin tiempo para el paseo; sin ganas de escribir ni oportunidades de leer; el castigo del coche y de la carretera; el del transeúnte que tiene que ir arriesgando su piel---

Ocupados en un trabajo extenuante, insensato, absurdo, etc., no tendremos que pensar en el disparate político; podremos despreciar esta cerrazón que se expande como una mancha de mal aceite

Prisa, nada más...

... que prisa, falta de reflexión e inconsciencia.

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La vida es una fábrica absurda. Por lo menos para mí.

25 de junio de 2007

Naturalmente no se trata...

... de que uno descubra mediterráneos. Lo que uno dice repite siempre lo que ha dicho otro: máxime cuando nuestro saber es puramente libresco---

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Mal día para los ciudadanos españoles: /para/ los que han muerto y los que han de vivir.

...

Un día sofocante y sofocado, de estampas ¿mínimas?: una pareja de viejos sentados en el banco de piedra, en la plazoleta que hay al pasar el puente. Mantienen el gesto eterno del amor, o uno de ellos: la mujer repantigada en el respaldo duro, el hombre con la espalda adelantada, vuelto en ángulo hacia ella, rozándose las rodillas. El amor es la sustancia del mundo, su falta el sinsentido: la verdad está en las misma cosas.

Un poco más allá el padre se ha adelantado a la niña, que no se lo cree y se para atemorizada y llora. Cuando vuelve la piedad paterna de su excursión momentánea, girando sobre sus pasos para recoger a su hija, la niña se le abraza al cuello riéndole y perdonándole una falta, que ya ha olvidado: sin saberlo ella, seguramente, ha devuelto al mundo la verdad de la que no puede prescindir.

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Pero ¿qué derecho tienen los ojos para establecer un juicio sobre los hechos del mundo? ¿Cuál es el del lenguaje para salirse de la celebración del día?

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/Los aires calmos y calurosos no me gustan nada, no prometen nada bueno--- Toquemos madera./

Me doy cuenta...

... del atractivo, regular, que para mí presenta la cuestión de los límites y los márgenes---

Es decir, soy consciente de ello. En realidad debería decir que "ello" es consciente: una peculiaridad del lenguaje o del pensamiento. No demasiado afortunada, si bien voluntariosa---

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Un resto de orgullo, o de subjetividad, invitaría a colocar comillas en las cosas que se dicen, por pudor---

Pero, al llegar aquí, se puede aplicar uno mismo lo que recoge Octavio Paz en Vislumbres de la India: la forma de salir del inmovilista sistema de castas consiste en renunciar al mundo, y no estar en él más que como un mendigo, sin más necesidades que las que lo son; dejando de lado el más mínimo resto de amor propio: pues aun el sustento, la única necesidad básica, se deja a la buena voluntad de los otros; para no tener que pensar que con el trabajo uno mismo se señala ante Dios y ante los demás, avisándoles de que se acerca uno tocado por la gracia (Max Weber).

La sociedad...

... no tolera los márgenes; más bien: no se tolera la salida de los márgenes establecidos, el estar fuera del círculo---

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(Sujetos islas, abandonados en y por el lenguaje)

¿Cómo aclararme a mí mismo -a quién si no!- la dificultad del pensamiento? Habitantes de una gran ciudad, merced a la virtualidad de los media, el número inmenso nos separa de la ley y la razón común: mutuamente desconocidos, milagroso sería que pudiéramos proponer algo comprensible, que nos pudiera ser propuesto---

24 de junio de 2007

Richard Rorty

(Ahora que ha muerto... )

Creo que no he leído nada de él. Ni llego a aclararame con los textos que aparecen en el suplemento cultural de Abc de ayer sábado: Jaime de Salas, José Lasaga, Á. Delgado-Gal. Por mi ignorancia del autor, evidentemente.

Grotesco?

Arcadi Espada:

"La zurra de Sebreli. Schopenhauer, Nietzsche, Heiddeger. El planteamiento de "El olvido de la razón" tiene un cierto parentesco con los Intelectuales de Paul Johnson. Pero en Sebreli la propuesta no se decanta tanto sobre la vida (la doble vida de los intelectuales) cuanto sobre las ideas. Parece imposible que haya habido hombres capaces de pensar en esos términos grotescos, y que hayan pasado a la historia por otra razón que su enfermedad."

Fuente: www.arcadi.espasa.com/mt-static/2007/06/24_de_junio.html

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Realmente no entiendo la argumentación. Quizás se trate de una forma refinada de ironía, de una ironía que se enrosca sobre sí misma; que consiste en pronunciar con acento engolado el derecho a emitir juicios.

Yo, nadie, no debería apreciar esto: sino la valoración humanista y definitiva -tras la finesse irónica.

Pero no lo entiendo: a causa de sus ideas habrían merecido pasar como enfermos a la historia, y como nada más -parece decirse. El error de algunos dictas les invalidaría para la verdad de todo el resto -parece concluirse.

¿?

Algaradas de bar

Si el mal es una ignorancia:

Una vez que lo sabemos no hay disculpa, conocemos nuestros límites; conociendo la ignorancia la deshacemos---

Convendría considerar la estupidez, una vez reconocida públicamente, y sin restos de duda, como un delito---

Para evitar males mayores---

No siempre...

... se está a la altura en aquello que se escribe: uno queda por debajo de sí mismo, o lo escrito es frustrante.

No debe importar demasiado: las resistencias del pensamiento son mayores incluso. Hay que saber llevarlas: renunciar al orgullo, a la intención de una transparencia absoluta de las representaciones... en la sede del sujeto.

...

(¿Sede del sujeto?)

Las metáforas, edificios de un lenguaje que tiene las ventanas abiertas, prometen al hablante seguir en lo suyo: mantener la fe en lo escrito, conocedor de que la escritura necesita ocio, y éste no siempre está disponible: el tiempo no es nuestro; lo administramos, nada más.

23 de junio de 2007

Paseos

¿Por qué quiere este hombre -un poco tronado, la verdad- venderme el perro? No es la primera vez que lo intenta. Quizás piense que soy de la antigua secta.

¿Qué pensará el perro? ¿Acabaré comprándolo? Las cuestiones se deshacen cuando la mujer (del hombre con perro) lo llama a voces desde la casa.

Bien pensado, yo no debo tener una pinta mucho mejor---

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Un examen de selectividad es igual a un examen de selectividad que es igual a x. Calcular el valor de x.

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Los latinos -así se nombran- entretienen con su música de nostalgia a los pocos paisanos (ecuatorianos, bolivianos, colombianos; también españoles) que beben cerveza, alejados del escenario, bajo el techado feo.

Ascetismo

Alguna vez se evalúa correctamente la situación (aunque sea uno mismo el que llega a este punto de vista; por lo tanto: inválido, por parcial); la evaluación no aporta ningún resultado en forma de decisión; sin embargo, aparece la alegría, en la forma de una tentación: "Y si yo...?"

¿Yo? ¿Qué? Respuesta: Nadie. Nada.

Se permite tener tentaciones: algo natural en los seres humanos; pero no abandonarse a ellas, y perdonarse uno mismo la vida (moral) si se comete el error de caer. El pecado no debe conllevar la muerte civil: pero debería mover al desprecio de sí, no por el mal causado (¿a quién?) sino por la falta de inteligencia mostrada. Ésta es lo mismo que la debilidad: el único error inadmisible, igual de impropio que la alegría impropia: de la compasión o del amor.

Tiempo...

... imagen móvil de la eternidad -según el gran filósofo-, promesa de vida y memoria---

cuando has trabajado en nuestras caras, dejando tu huella, sólo los ignorantes pueden atreverse a sostener que ha sido en daño de la belleza. No. La experiencia, depositada por ti, detrás del rostro y en la persona, con sus reflejos en la frente arrugada y seria, la experiencia, pienso, es, a su vez, la imagen presente del saber feliz de un dios autosuficiente---

22 de junio de 2007

La miseria...

... de la existencia estética.

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Quien es un experto en construir razonamientos incorrectos de una rara perfección, sobre el mundo y sobre los hombres (mirando sin rubor a todos los lados de la plaza de lo metafísico y lo moral), una persona así, tan cercana y tan extraña, a la que nombramos como Yo, puede permitirse valorar negativamente lo que considera como un gesto mezquino hacia un pobre hombre: que no veía el divertimento en el asunto, que huía de él, un pobre cobarde en el ejercicio de su derecho (él sólo pide tabaco). Irrelevante o equivocado el acto, a mí no me importa eso: sino sonreír la gracia desde fuera, sonreír a todo el mundo con una gracia igual. Para que todo el mundo, que no siempre se muestra tan mezquino, pueda dudar de la eficacia de esa sonrisa, que desde el exterior pronuncias con tus ojos y tus dientes, y tu frente joven. Que me rehuyas la mirada cuando yo te juzgo con los ojos (experto razonador en asuntos equivocados, ya te digo; seco y sombrío cuando estoy de mejor humor) me tendría que decir que aún tenemos esperanzas---

El hombre ocupado...

... cargado de un trabajo rutinario, que no le deja vivir, es casi un hombre feliz. Un resto de conciencia le hace esperar el descanso, y entonces será cuando conozca de nuevo la desesperación.

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Un hombre infeliz me hace pensar en alguien desocupado: entregado a las tareas del pensamiento, a mirar en los espejos de su soledad---

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Un ser feliz que piensa es un dios.

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Puesto que no aceptamos la existencia de un dios mortal, hemos de vincular la infelicidad con la muerte: aunque la causa no sea ésta, sino la presencia del pensamiento.

A no ser que se esté dispuesto a aceptar el contenido del mito: haciendo de la reflexión la causa original de la desgracia.

Correcciones

(Lo que se dice)

Nietzsche: reacción al sentimiento de culpa introyectado por la tradición cultural en el sujeto. Réplica a la culpa doblada, reflexionada, duplicada: la del Dr. Borg en Fresas salvajes de Bergman (culpable de culpabilidad). Pero le pregunto a mi compañero si no se podría pensar en que ése es justamente el problema de Nietzsche: el exceso de culpa que siente él, trasladado por él a toda la historia.

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(Lo que se tiene que leer)

En otro orden de cosas: en un examen, por lo demás correcto, figura uno de los más estupendos disparates con que me he encontrado: Platón, filósofo ateniense... hijo de dos pastores protestantes. Así se explicaría casi todo!

21 de junio de 2007

Revistas de libros...

Hoy, en el suplemento cultural del diario El mundo:

Bernabé Sarabia, acerca de El Estado cultural. Ensayo sobre una religión moderna, libro de Marc Fumaroli, ed. Acantilado, 2007.

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He leído alguna crítica acerca de este libro en algún otro periódico, que no recuerdo---

Interesaría que se tradujera el libro de Ferry y Renaut sobre el "pensamiento 68": ahora que la cuestión está de moda---

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Pienso en la posibilidad de que la crítica de un concepto de la cultura (politizado) y de un concepto de la educación puedan dar lugar a un sentido diferente de las dos, la "cultura" y la "educación": pero todo suele quedarse en la parte negativa, en la destrucción---

¿Para qué?

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¿Y qué tiene que ver la severidad del humanista con la miseria personal?

Riqueza

Refractar el mundo a través de la conciencia, como un prisma: podría ser un mandato para el espíritu del día, o una descripción de su modo de funcionar---

Entonces lo que se encuentra puede que no sea el tesoro pretendido, buscado, aguardado: sino espejos de la soledad propia---

Aceleración...

... del tiempo: cuando más ocupados tengo los días, menos tiempo para pensar, más para arriesgarme en los actos cotidianos (como conducir, introducir calificaciones, participar en reuniones... ), es cuando siento que no existe ninguna diferencia, que todo podría ir como debe.

Es bastante con pensarlo y escribirlo para que se deshaga el encantamiento.

20 de junio de 2007

Reclamaciones

Lo único reseñable del día---

Y el calor horroroso, pegándose a la piel, a la camisa, al ánimo---

Las discusiones inoportunas: conviene guiarse por la prudencia, por el silencio, por la voluntad de no querer tener razón; una voluntad doblada, sobre sí misma, sobre nada---

(Guiarse por, no. Guiarse con. En compañía de---)


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Lo único para pensar, lo único pensable del día: el estatuto de los expertos, o su status; la idea de que la única didáctica nace del saber, a modo de amanación necesaria, de acto o resultado emergente vs. la idea contraria de una posición técnica de la didáctica o un cálculo general del saber---

Yo sostengo lo primero---

...

Todo se reduce a una cuestión de política, muy doméstica; al asunto de a quién se ha votado en las elecciones; o peor aún: damos por hecho que todo se reduce a esa cuestión mezquina---

19 de junio de 2007

Dialéctica, II

(Nietzscheana contractualista)

Una sociedad de hombres de honor constituye una pesadilla: una reunión de neuróticos, de asnos pomposos; una liga de criminales; una mafia.

...

Para evitar la guerra universal decidieron arbitrar un conjunto de leyes, con las cuales y muy imperfectamente pudieron sobrellevar la carga de su convivencia. En un mal día, mucho después, construyeron un ídolo al que adoraron, otorgándole también la facultad de hablar y promulgar sus propias leyes: habían inventado la religión.

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El único, el que no mira para no tener problemas, el que no habla para no cometer errores, el que no anda para no tener que pasar la vergüenza de tropezar y caerse, es el peor de todos: un ser de las esquinas, capaz de contener en una cabeza deforme su honor, su ley y su pequeño dios. A ése lo llamamos Yo.

***
***

Inscribimos en nuestra sangre. Escribimos en/con el papel que nos dan. Scriptura ancilla auctoritatis.

Dialéctica

Indiferencia---
frialdad---
paciencia---
santidad---
perfección---

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¿Qué es el honor, herido?

¿Tan estúpido como el ataque que sufre? ¿Tan estúpido como el que lo ataca?

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(-¿Hechos neutros? ¿Sense data? -No, gracias. Ya tengo.)

Me temo que los hechos también son interpretables. No como la opinión que se abate sobre el conjunto de los hechos dispuestos: palomas sumisas para el halcón. Sino lo que, muy frívolamente dicho, todavía no sabe si ser paloma o halcón---

Imprudencia

La otra cara---
el lado no amable---
el mono desnudo---

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Vinculamos el exceso de calor con la falta de saber, con la sonrisa gélida, con la desesperanza.

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Siempre inscribimos lo mismo: los seres humanos -digo.

Prudencia

Los enfados son una muestra de su falta.

Quien tiene clase la demuestra: no me refiero a mí---

18 de junio de 2007

El arte de conversar, III

La imposible articulación de naturaleza y cultura nos concede la verdad de la doble cara de la retórica: necesidad de la argumentación, del discurso común de la polis, por una parte; disolución de la misma referencia del discurso, indecidible e indeciso -por otra parte- entre el capital genético y los intereses culturales: ¿cuál es la raíz del mal?

...

Hemos ido limitando la inteligencia a la respuesta maquinal, a la conducta de dominio: la inteligencia se ha asimilado a la máquina, se ha igualado con ella, en el frío y la cerrazón de sus "decisiones".

Antes parecía que creíamos (es nuestra reconstrucción presente) en las razones del corazón, en la fuerza de la pasión, y en el empeño de lograr un espacio en el que des-empeñar los argumentos---

Arte de conversar, II

(Del monólogo compartido)

-Sí, las enfermedades mentales existen desde que la humanidad ocupa la tierra. Pero también es cierto que las cosas que no se nombran, para las que no hay palabras, existen en un grado distinto o menor, son menos reales que aquellas otras cosas que se ha institucionalizado, que circulan socialmente, y que por esa misma razón se pueden analizar mucho mejor: distinguir, adquirir complejidad---

Por eso: la enfermedad mental tiene dos o tres siglos, lo mismo que las cárceles, las instituciones escolares, las ciencias sociales--- Anteriormente los nombres naturales no estaban dados, sino que la conducta era atribuida a algo o alguien ajeno: alienado, sí, pero sin que la enfermedad le pertenezca---

Arte de conversar

(Por el camino)

No se puede estar seguro de la moralidad de uno. Se cree que no se llegaría a ese punto, pero no es posible tampoco descartar la idea de que todos podríamos llegar a envilecernos---

Pensar que hay un límite que, particularmente, no se está dispuesto a rebasar requiere creer -todavía- en la humanidad, ignorar que cualquier vileza se puede cometer: basta con que se den las condiciones -se necesitan tan pocas!- para ello---

Se trata de condiciones sociales, por supuesto, capaces de sacar lo peor que tiene dentro cada ser humano---"

***

Pienso yo: quien tiene la posibilidad de actuar tiene la posibilidad de elegir el mal. ¿Por qué no? Será más fácil, pacífico, humano, ligar la bondad a una quietud que no tenga que consistir en una simple pasividad, en un negativo de la acción---

17 de junio de 2007

Anexo III, desarrollos posibles

1º La escritura electrónica, el diario abierto y universal, el texto libre, la quiebra de la autoridad, de la escritura académica... dejan anticuada una forma de narrar que asentaba el prestigio del sujeto en el de las acciones, y a la inversa. Esto, fuera del relato, significaba la mutua certeza del Autor y del Texto.

2º La apertura totalmente mundana de la subjetividad, su multiplicación en absoluto anónima sino multiperspectivística, devuelve a primer plano la cuestión esencial del sentido de la formación en el saber; i. e., la cuestión de la cultura animi, aparte y por encima de los juegos provisionales del relativismo. ¿Cuál será el significado de educar: una vez que la renuncia al engolamiento subjetivo no puede reducirse o quedar en el abandono conformista a los ídolos de la pseudomodernidad y el progreso repetitivo?

Anexo II

Un conjunto de obras, por muy rigurosa que hubiera sido la selección, no puede ser el causante de un pronunciamiento definitivo sobre la calidad de la cultura. Pensar así no puede representar más que un acto de ingenuidad o de mala fe; que sería simétrico, aunque de signo contrario, a la creencia en la bondad de un determinado corpus de escritura. Ni un extremo ni otro: una lectura crítica que ha sabido deshacerse de un canon normativo, que conoce los juegos y trampas, inexorables, de la retórica y del lenguaje; del lenguaje como institución retórica; libre de los encantos de una semántica objetivista o socialmente fundada; una lectura de esa forma, exenta de ingenuidades, encuentra en la construcción de unos textos que se desplazan de la ficción a la realidad empírica, y a la inversa, una posibilidad no cumplida, juntamente con todo lo que sí se está ofreciendo. La deuda no hay que exigírsela sólo a la (auto)ficción. También los textos más dura y puramente memorialísticos (Castilla del Pino, Caballero Bonald; entre los prestigiosos, y con todas las reservas que cabe hacer sobre el estatuto intratextual de la memoria) se escriben en la misma clave del relato de emancipación retrospectivo, esto es, a partir del mismo mecanismo de la escritura de la ilusión: queriendo convencer del sentido de la responsabilidad, que antes de entrar a formar parte del relato a medias imaginado (autoficción, autobiografía inventiva) era la sustancia verdadera de la vida en ciernes, cualesquiera que fueran las aventuras particulares: educativas, políticas, conspiradoras, familiares, etc.

Piedad

(Memento)

El dueño de la librería le pidió a su hijo que se fuera arriba, para acompañar a su madre, que estaba sola -y moribunda.

No sé por qué, al recordar esto, me viene la imagen de la mujer sentada en el establecimiento (era otro día), en un viejo y feo sillón de skay, mostrando en todas las fibras de su cuerpo -no sólo en el rostro- el trabajo de un dolor tranquilo y resignado, la destrucción y la muerte.

El lenguaje pierde la referencia, pero a veces no puede ocultar la verdad.

Ni expresa ni denota: apela---

16 de junio de 2007

Banalidad del sentido común

Este sábado viene en Babelia una entrevista ("La poesía que duele") a Chantal Maillard, así como un artículo de Antonio Ortega ("En la trama del mundo") a propósito del último libro de la poeta y profesora. Tanto la entrevista de Mª Luisa Blanco como el texto de A. Ortega son magníficos para mi gusto. Magníficos y terribles. Por eso aquí no digo nada, aunque se trate de textos muy recomedables para estudiantes jóvenes. Y aquí está la trivialidad, la de mi trabajo, la de todos: sentir que no se respeta nada---

Aunque bien pensado: ¿cómo puede respetar su dolor el/la poeta si lo dice?

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Verdad y muerte---

Paul de Man

(Alegorías de la lectura)

Irritante, y más que irritante---

Desde su tumba debe P. de M. reírse de sus lectores: cuando el Negador del autor, este demonio de la retórica y de la metarretórica (P. de M.), consideraba que el lector se estaba sintiendo cómodo, y que podía (el lector) dejarse caer en el sillón para adormecer la comprensión, daba un puñetazo en la mesa y volcaba palabras tras palabras de una corrección tan sintácticamente pura como semánticamente inmanejable---

Evidente será que no pueda decir ahora "Me está gustando el libro"---

Anexo I

La escritura canónica se arriesga a perderse en el tiempo, y con el tiempo. Entra a formar parte de la misma ilusión retrospectiva que confunde al narrador de la historia con el control libre y entero que efectúa el Autor sobre los actos de su vida (la Obra, la energeia aristotélica).

Trasladada la ilusión al plano lingüístico, se configuraría como el ideal de una proposición de lógica pura que desplegara -evidencia máxima- todos los predicados del sujeto. Esta claridad representa un ideal, el símbolo divino, según escribiera Ortega en El tema de nuestro tiempo (cap. X, "La doctrina del punto de vista"). En el caso de la historia, esta idealidad traza un imposible, una vez que reconocemos la propensión al juego y la reflexividad consiguiente de las perspectivas y conductas humana, y también su tendencia a participar en escenarios de intereses: las ideas habrían encontrado su descanso eterno y merecido en las "ideologías"; sin que quepa pararse en un determinado lugar del camino, para considerar que "ideología" son los puntos de vista de los otros. Esta mala fe ha periclitado. Desde Karl Mannheim (Ideología y utopía) conocemos públicamente que también la crítica declarada de las ideologías constituye una ideología. Que el saber eso permanezca implícito es lo de menos: a partir de Conocimiento e interés de J. Habermas hemos ido advirtiendo igualmente la existencia de una trinidad nada santa -tan humana que es- de intereses que gobiernan trascendentalmente el conocimiento, científico-técnico, normativo, y también el conocimiento histórico: sea que éste se vuelque hacia la reconstrucción del pasado (historia y memoria; pero también Memorias y (Auto)biografías, en tanto acotaciones personales -genéricas y concretas- de ese interés), sea que mire hacia el futuro, bajo la forma de una sociología crítica, anticipadora y que no renuncia al relato de liberación ni a la condición sagrada de la utopía (ahora entregada a tareas seculares).

Si las cosas ocurren de esa manera, la publicación de un canon textual no hace más que inscribir en la misma historia que reconstruye la ilusión que la ha gobernado desde siempre: la de una verdad que los textos han de revelar (des-ocultar), allí donde más le duele al sujeto, o donde se ha establecido que debe encontrase el núcleo del mal, de la enfermedad histórica. El riesgo es evidente: los textos se podrán perder con el tiempo, fragmentos que son nada más de una obra mayor -la de la verdad hecha palabra en el tiempo-, pero el canon tendrá que tenerse, en sí y para sí, como una obra más que perpetúa la ilusión, y que será capaz de engendrar (hecho saber académico) textos nuevos en los que reconocerse.

15 de junio de 2007

Prudencia

Sabiamente no se puede preferir la injusticia al desorden -se dice para sí el que no es reaccionario. Sin que sepa explicar la razón---

Le intranquiliza que la denegación del conservadurismo pesimista consista en un prejuicio; la creencia de signo optimista en las personas, en una religión---

Todo porque él no soporta, más -mejor dicho: menos- que nada, el ruido: el desorden sonoro del mundo---

Ni las formas prestigiosas: la charlatanería y el chisme grosero--- la sustancia más común de la vida en sociedad.

¿A quién tiene él que decirle estas cosas? Confesándose a otro estaría contradiciéndose: de la forma más vergonzosa, pues al mostrarse débil no está a la altura de la vida---

Fiestas de San Antonio

(Antisocratismo)

El conocimiento del mal no lo evita. Puede ocurrir justamente al contrario, aunque al principio el saber positivo de lo que no lo es (el daño, el dolor, la carne y la muerte) crea la ilusión de la conquista, y de una libertad novedosa que uno mismo se ha inventado. De un saber impropio brota la conciencia de la libertad: una libertad imaginada, que no debía ser el objetivo del maestro ágrafo y honrado de Atenas (no escribió, y por eso lo condenaron: por salirse del nomos escrito y reglamentario). Él –opinamos nosotros- quería el uso concreto: la felicidad nominada por los seres humanos, en correspondencia con la solidez redonda y perfecta del ser.


(Puntos de vista)

a) Soliloquio: fragmentos de un espejo roto, en un día aciago---

b) Las gentes viven en el mundo celebrando un día de fiesta: asentando en sus conversaciones alejadas el significado feliz de los actos---

14 de junio de 2007

Razón y norma

El loco acodado en la barra hizo una de las mejores preguntas que recuerdo (a dos parroquianos que habían adormecido la conversación): "¿Vds. son Vds. o son por otros?". La pregunta venía a cuento.

***

(Se me dejará que me piropee a mí mismo)

Esta tarde el loco soy yo, el idiota (en sentido filosófico), el cretino (en sentido médico): los cuatro jóvenes de la mesa de al lado, dos hombres y dos mujeres sin aparente relación, no se ponían de acuerdo acerca de los puntos cardinales. Una forma como otra de distender el tiempo... Al pobre, al solitario, al único, se le/s ocurre preguntarse (no se atreve/n a la alta voz) por el lugar del que hace las preguntas: "¿Cómo se orienta el que pregunta cómo orientarse?".

Y la cosa, caros amigos, no es ninguna trivialidad... sino el meollo ilustrado, la línea medular del campo de hierba donde pasta y juega la razón.

Los deseos y las cosas

Las palabras vinieron después. (¿Qué pensaría Michel Foucault?)

***

I. a) Se dio la circunstancia de mostrarse inhábil para coronar la empresa teórica.
b) Se sigue dando la de no ser tomado en serio. (O lo parece, y se harta uno, la verdad.)
c) Se le ocurre pensar en una forma diferente de dar carpetazo al asunto: de una manera práctica; i. e., escribiendo lo que no se puede desarrollar teóricamente.

II. Después del paseo: los brazos caídos, el cuerpo dolorido y pocas ganas de hablar.

Sudas y no sabes si es por el calor, por la aprensión, o porque las dos son ciertas---

No poder seguir hablando es terrible---

III. Lo último y lo primero: ¿Cómo sería posible herir la página, igual que una segunda piel?

(La conciencia bibliófila exige mucho.)

13 de junio de 2007

Alegorías de la lectura, la condenación del amor

(Paul de Man)

I. ¿Qué se puede hacer con esta estructura gélida, esta serpiente enredada de metáforas y metonimias, retórica y gramática, ad usum academiae?

II. Inmediatamente después, a la vuelta del capítulo, Rilke celebra la exaltación de la vida: la identidad de sonido y ser; que puede vencer el poder de lo negativo, puesto que la alegría rilkeana tiene que madurar y conocer el dolor.

***

(Uno mismo)

III. Un celebrante, sacerdote impropio, va buscando los encuentros, en ceremonias sin más dios que la juventud y el cabello dorado, una palabra cazada al azar del viento, o una ironía ("Qué fuerte!")---

Perdido al cabo de la calle, el aire ingenuo y rubio ha desmentido la tarde ruin.

Con la lectura sistemática de La llama doble, exultante octogenario Nobel Octavio Paz, se da la vuelta al ascenso rilkeano: porque el amor, llama azul y trémula, es una invención occidental---

En ningún lugar el aire volvió fresco y vivo: todo sucedía en el cerebro gastado.

Grandes tautologías, enormes falsedades

Uno: asegurarse de la verdad en la duda, y gracias a la duda. Cualquiera que haya conocido en sus carnes esta tortura sabrá lo utópico que es romper con el círculo fatal, sentarse, reflexionar, tomar una decisión… sabiendo que uno mismo, el hesitante de todo, es el único responsable de curar su enfermedad. Pienso que será mucho más normal ponerse a escribir, “ensayar”, que sembrar ingenuamente el árbol del conocimiento, o hacer como que se siembra ingenuamente. Lo cual sería peor: porque sería mentir a sabiendas.

Dos: señalar que, si se dan las causas, el efecto deseado (y no presente), se seguirá automáticamente, igual que la noche al día. Naturalmente: “si se dan las causas”. Pero para que se den, algo, a su vez, debe haber ocurrido antes… Y representa una enorme frivolidad suponer siquiera que las tan deseadas causas (estado inicial) están a la mano del primero que llegue, o del primero que interese (la víctima propiciatoria, el homicidio ritual y fundador). Pero es una frivolidad de enorme calado: una de las herramientas favoritas del chantaje político: suponiendo que lo que ellos se arrogan (la facultad de los planes universales, pseudoteólogicos, creadores de mundos y felicidad) está también al alcance del hombre común. Y no está al alcance del hombre común, como tampoco en las manos del político---

¿Un año más?

(Ego-blog)

Qué pomposa la condición del pensar: el olvido del olvido del ser (nada, humo; ceniza lógica para el amor filósofo), casi la muerte. Las frases adelgazándose, el sujeto que apunta al predicado hasta que lo pierde, o esas acciones que parece que no las realiza nadie, que las realiza Nadie, el que engaña, el astuto (Ulises, Europa, el cristianismo).

Los pensamientos dominantes, las obsesiones, no se dan como un puro y prestigiado juicio lógico, en la certidumbre de una conciencia burguesa, individualista, imperialista, científica, colonizadora, falocéntrica, misógina... en la economía de un party de las conciencias que señalan los objetos, su presencia, olvidando el olvido constitutivo de las frases, su retirada, desigualdad, trampa y máscara.

Un pensamiento, para mí, cobra la forma de un suceso químico e impersonal, que no conozco porque no lo sé y no lo puedo (esto es, que no lo comprendo), reiterado, impulsivo y constriñéndome siempre. Sé, con toda la certidumbre socrático-cartesiana de que soy capaz, de la impotencia a que la reflexión puede abonarse, y que encuentra por doquier pistas del absurdo, la falta de base, de suelo y de patria: los blogs, esa escritura multiplicadamente reflexiva, la autoconciencia eléctricamente realizada, planean sobre los individuos como su libre saber y estar por fin, la sociedad de los cultivados aquí ya de una vez.

Es como si desplegáramos a lo largo de una calle una colección de espejos rotos: nada del cielo, sino cerebros enfermos expuestos a los enfermos paseantes.

9 de agosto de 2006

***

Siendo el mismo, se suscribe (se firma de nuevo). Aunque las palabras empiecen a pesar---

12 de junio de 2007

El arte de medir el tiempo...

... y el espacio

***

Se llega a ser inclemente con quien se queja de aburrimiento. Eso debe ocurrir/le si sólo /se/ está atento a las novedades, pero nunca si se tiene conciencia de lo mucho que hay que hacer.

Entonces puede venir la desesperación, pero no el aburrimiento.

...

Mi problema es, y siempre ha sido (¿siempre lo será?), otro. Es mi problema, y una de las razones de escribir.

***

(Espacio des/ocupado)

Se trata, paralelamente, de un espacio muy poco sagrado: hecho de mínimas distracciones, en el sentido de los pequeños robos que se le hacen al tiempo del día, sentados en la terraza de un bar (por ejemplo).

Hermoso título

La llama doble: libro de un joven casi octogenario Octavio Paz acerca de la sexualidad, el erotismo y el amor. El sentido de la metáfora-título lo da la superposición del amor (llama azul) sobre el erotismo (llama roja), situados los dos por encima de la sexualidad, tronco o raíz común, fuego, y forma de la vida misma (reproducción).

Yo no había pensado en esta forma de emergentismo de los tres órdenes, para dar sentido al título, sino en la común pasión: aunque no hace falta que se encuentren las almas encendidas...

No se trataba de esto, si bien es cierto que el mito platónico de la media naranja (el cuento de Aristófanes en el Banquete platónico) también viene en el texto del mejicano.

12 de junio de 2007

***

(Recordando lo que escribimos)

Nada para el entusiasmo, los pasos de plomo, como si el aire estuviera vacío, sofocante. La misma categoría -endiosamiento- válida para épocas decadentes e ilustradas, para la negación y la afirmación: principio de esperanza o del fin, acabamiento sin gracia, con el mismo bochorno del viento estival. A quien guía la esperanza, hasta la sangre le sonríe, prometiéndole futuro. Sí, también el crimen, el exceso de las muertes, como en la antesala de la Gran Guerra (P. Sloterdijk, Crítica de la razón cínica), o el martirio que se proponen los musulmanes: a la manera de una apuesta que invierte la pascaliana, o la traslada a la otra vida /pues renuncia a ésta.

[Si todos mueren, los justos se salvarán y los malvados irán al infierno (Tercera del Abc, 09-08-06: Bernard Lewis); la destrucción mutua asegurada sirve entonces de aliciente ético para la final contemplación de Dios en los dos espejos, el del bien y el del mal. El único frente al maniqueo: el tiempo como cuerda del arco en tensión, su principio y fin; la historia, relleno vacío del círculo, la divinidad: nada al final vs. todo.]

9 de agosto de 2006, tarde

***

Tan lejano queda lo dicho o lo pensado, que ya no se sabe si alguna vez se ha hecho público, y se entrega uno involuntariamente a la repetición.

Imprudencia

La otra cara---
el lado no amable---
el mono desnudo---

***

Vinculamos el exceso de calor con la falta de sber, con la sonrisa gélida, con la desesperanza.

***

Siempre inscribimos lo mismo: los seres humanos -digo.

Signos

Dibujar en tus labios una línea de amargura, y que sea percibido. (Pero “salí sin ser notada… ”)

Que tus palabras sean tonterías. (Porque no se te ha escuchado… )

No haber sabido ver los ojos ensombrecidos, cuando eran tan bellos.

Escribir a deshoras.

Ejercer una vigilancia responsable, grave, irónica---

11 de junio de 2007

No es cosa de...

... tomar a broma el argumentario pedagógico. En absoluto. Se debe realizar toda una crítica de sus razones y de su razón, entendiendo esto último como la forma retórica de disponer unos u otros tópicos. El más evidente de éstos lo representa el rousseanismo, entendido como dispersión secularizada, universal, del concepto de pecado, en tanto fuerza injustificada que se le hace a la víctima. No se vea aquí, en efecto, ningún sistema de moralidad, sino la caza de brujas con su cara más progresiva y coherentemente desvergonzada.

Sólo por la importancia de la materia, me parece que será conveniente deslindarla de fáciles adjudicaciones políticas, aunque sea fácil -muy fácil- observar juegos académicos de poder, con pretensiones de ciencia dura impuestas, por las buenas o las malas, a los paganos. Para intentar ser claro, leyendo las críticas usuales a la argumentación pedagógica (en el entendido de que la jerga, acomodaticia donde las haya, pueda sujetarse a un sistema algo lógico), tengo la impresión repetida de que en algún momento se echa mano de la atribución de intencionalidad política -por parte del crítico- a los legisladores, en el sentido de la búsqueda de un "hombre nuevo" que, aunque alejado de la sordidez totalitaria, no podría evitar finalmente los más sombríos resabios de colectivismo, con la finalidad -oculta tras las buenas intenciones de la izquierda crítica- de fabricar un tipo de ciudadano pasivo y acrítico consumidor. Éste puede ser, realmente, uno de los efectos directos de las buenas intenciones. Pero otra cosa es disponerlo como si fuera una de las motivaciones primeras de todo el conjunto de normas, leyes, reglamentos, etc. con el que se abruma hasta el absurdo la "práctica docente" (la enseñanza, según la jerga). Un par de ejemplos de lo último, aquí en el virreinato del sol y la alegría.

Uno: las autoridades educativas de la Consejería han ideado un plan de diagnóstico educativo -aunque no ha sido sólo en Andalucía- con el fin de observar dificultades e idear propuestas de mejora. La trampa, o el admirable disparate, está en que cualquiera que sea el resultado de las pruebas, el responsable nunca es el alumno y siempre lo es el docente. Como quiera que son los propios docentes los que deben desarrollar las pruebas, corregirlas y (tarea de todo el claustro) elaborar las milagrosas medidas de mejora, milagro será (y éste sí que es probable) que en algún punto no se alumbre la razón de alguien y los resultados sean maravillosos. Es decir, que se propicie el fraude directamente desde la Junta de Andalucía, en lo que constituye el desarrollo de un programa cuyo rigor desmerecería de lo que se estila entre los adivinos, y que parece directamente importado de los planes quinquenales de la URSS (extinta gracias a ellos, en parte). Pero no sólo se trata de la realización del plan de diagnóstico, de lo que se desentienden los mismos que lo alumbran (si son tan expertos, ¿por qué no dan las soluciones?), sino de que en ningún momento se ha podido saber qué personas físicas (de las que tienen NIF) están detrás de su confección, aunque la Consejería ha editado un libro sobre el asunto, que consta en el ISBN, aunque sin autores (?). (Imaginemos las Tablas anónimas de Moisés; o el llamado, anónimo también, para el sacrificio de Isaac... La comparación teológica no es tan absurda, pues ante la solicitud de información sobre la autoría del plan y de las pruebas, se tiende a responder señalando a las instancias de las alturas, y su saber extrahumano. Y tal es Dios.)

Dos: otro de los planes es la gratuidad de los libros de texto... y la constitución abnegada (aunque obligatoria) de un cuerpo de tutores-custodios de libros de texto, con la finalidad de vigilar su correcto estado al final de cada curso; así como de poner en marcha una serie de procedimientos, para el caso de que haya algún desperfecto, que dejarían en bragas vergonzosas la angustia de cierto Joseph de Praga, según lo escrito en el reglamento sobre el tema, una obra maestra del más puro superrealismo.

Uno) y Dos) no son más que una muestra de la experiencia diaria, ahogada en montañas de papel, en prácticas a cual más absurda (qué decir del control de firmas: de la paranoia del control que no sirve para nada), en otros planes utópicos (en buena medida, si no hay con qué) como el del bilingüismo, trilingüismo o n-lingüismo, que únicamente sirven para dejar como un imbécil a quien ha demostrado sobradamente su incompetencia para los idiomas (como yo), sin que haya renunciado a ser competente en lo suyo (por lo menos lo intento). ¿Quién -alumno- me puede oír hablar en inglés sin reírse? ¿O se trata de esto, de quitarnos ínfulas (pero no caiga yo en los juicios de intenciones)? En tanto ejemplos, y son muchos, no resulta legítimo adjudicarlos prima facie a un determinado conjunto de intenciones totalizadoras, aunque casi todos los programas y leyes contengan alguna pretensión en ese aspecto.

...

Me doy cuenta de que todo lo anterior no representa más que un intento de respuesta. Lleva la pregunta hacia otro sitio, que es lo que más o menos sé hacer, alejando cada vez más una respuesta coherente. Para que no se me olvide, cierro esto con la sospecha de que el rousseaunismo radical y la creencia en la ejecutabilidad de planes completos de reforma social radical forman parte de la misma constelación de pensamiento, una vez que la tentación de las ciencias duras está ahí demasiado a mano como para renunciar a la pretensión de ser unos pequeños dioses. Resulta tan fácil y banal, tan cómodo y bien pagado...

10 de junio de 2007

Juicios de intenciones...

... que no se deben pronunciar.

Lo anterior: a propósito de sendos textos, de Javier Orrico y F. Rodríguez Adrados, sobre la teoría y la práctica pedagógica.

(Deudas pendientes--- escribir mañana.)

***

En el lugar de lo que (no) se escribe: /decir/confesar/ el horror de imaginar que contigo se tienen que cometer los mismos errores fatales que tú has cometido. Pensar en un sentido anónimo de la justicia, amante de los ciclos de falta y castigo. Conocer que no se te ama, que no se te reconoce, que no se te considera. Y ser fuerte para pasar los días y las noches, comprendiéndote como un instrumento insensato que se da la vida innúmera para algún experimento cuya significación se ignora, hasta que todo quede olvidado en la arena del tiempo---

La tentación del pensamiento

En un instante de pesadilla cruza por el cerebro la ilusión de su capacidad para actuar. Olvida las consecuencias irreparables de sus actos, admirado de la redonda plenitud que tienen y que no se podía esperar de sí mismo.

Únicamente un dios piensa -dentro de sí mismo, de su independiente autosuficiencia; absoluto para sí mismo-; los seres mortales lanzamos opiniones que nos horrorizan, y que nos darían todavía más miedo si no nos echara para atrás nuestra prudencia o cobardía -cada vez que nos visita un instante de pesadilla, de los que, encadenados, erigen una mala vida.

Los mejores podrán entender que el mal aparece con la acción; el bien con la reflexión estéril.

Identidad borrada

Se es lo que se lee, en lo escrito--- (No lo escrito.)

No se es nada: la escritura quita el fundamento de la memoria y el del ser. (Viviente, no te das cuenta.)

La repetición de la misma impresión de inexistencia representa la mayor verdad. Además de un motivo de consulta médica: la desrealización, sentida, constituye un signo patológico, de anormalidad.

***

(Lecturas de Octavio Paz)

Corriente alterna: Con el mejicano me ocurre menos que con otros sabios, hábiles en el arte de predecir de manera completamente equivocada el futuro, aun comprendiendo la previsión como mera anticipación de tendencias. El Nobel se reparte entre los aciertos y los errores, en estos textos de la segunda parte de los 60. Así, es actual y útil, y no hay motivos para desdeñar el encanto de su escritura de maestro.

Encuentro en sus páginas un montón de reflexiones acerca de la irrupción tecnológica, y su posible significación: por ejemplo, los "computers". Como a mí me resulta útil lo que dice, no tengo por qué despreciar su escritura amable y seductora (tampoco podría): pienso -por ejemplo- en la demagogia, sofistería y cinismo, que viene de la multiplicación desordenada de las perspectivas... El edificio se cae abajo y se tiene que rehacer de nueva planta: una torre de babel -otra vez-, ahora que los dioses son los "computers", que poseen omnisciencia y la autoridad que les concede la universal reverencia.

9 de junio de 2007

Voces

No soy yo, hablan ellos: lo supongo, porque está escrito---

De todas maneras, algo se tiene que decir.

¿Con qué carta me quedo/quedarse?

***

1. Eduardo Hojman: "Desmontando el saber"
(En el suplemento cultural de Abc de hoy)

Comment: Cinismo y democracia. La falta de respeto a la autoridad empieza extendiéndola, democratizándola. Lo mismo pasa con el saber. Al final, no obstante, cabe el peligro de que la irreverencia extrema sea aprovechada por el mismo poder/saber irreverenciado. O peor incluso: que la falta de legitimidad se constituya en una fuente espuria de legitimidad, de excepciones contra la ley vigente que se acaban transformando en el nuevo orden de cosas.

2. Entrevista a Javier Gomá, de Iñaki Esteban
(En el diario Ideal, 8 de junio de 2007. No sé si en algún diario más del grupo Vocento)

Comment: El valor del ejemplo se dispone como fuente de la norma de vida, ética y política, personal y pública. Después de asumir una mayoría de edad que rebasa la esfera estética de la juventud. Después de superar el aburrimiento final del joven, con el compromiso asumido de la mortalidad propia y la conciencia de ser sustituible (en tanto persona individual). Quien así piensa, quien piensa cosas así, no debe ser acusado de incoherencia si, con aparente paradoja, reivindica el valor de los actos personales: la constitución diaria y callada de una fuente modesta de autoridad, legitimidad, saber, etc.

Disiento algo, salvando la aristotélica prudencia del punto de vista, en un asunto concreto: me parece que se fija la obligación del ejemplo en quien ha de darlo (padre, profesor, político), no en quien ha de seguirlo. Evidente es que si no hay buenas acciones que imitar, no se podrán incorporar a la experiencia como modelos de buena conducta que podrán reiterarse en el curso de los actos propios. Pero me parece ir contra el sentido ilustrado de la libertad condicionar demasiado la producción de estos benéficos efectos ciudadanos a la responsabilidad ajena, a la fijación apriorística de una regla que diga "Debo obrar sólo si mi conducta merece el crédito de ser estimada como digna de ser imitada". No digo que la razón del observador quede suspendida: porque otorgar un crédito implica la capacidad de evaluar racionalmente las actuaciones ajenas. Es, nada más, que la sospecha del peligro de cierto tufillo fideísta, de buenas intenciones pequeñoburguesas, que se puede desprender de una consideración imprudente del punto de vista que sostiene Javier Gomá acerca del significado de la vida mortal y adulta, de la libertad y responsabilidad de los seres finitos.

8 de junio de 2007

Días

Apenas un tejido de pensamientos ajenos, el cumplimiento de las obligaciones, un paseo... poco más.

Repasando los días, podríamos conocer la ley de nuestra vida: la repetición y el hastío. (Los días alegres son diversos: pienso.)

Viéndolo todo desde fuera, ajeno a la vida, puro contemplador de ella, la verdad del tiempo aparece mucho más gozosa: miro a la muchacha hermosa, morena, joven, tras el cristal del bar, sentada a una mesa en la calle con sus amigas, mirando ella la pantalla iluminada de su teléfono móvil, viendo yo la pantalla iluminada de la escritura, ahora.

Ch. Maillard, Mª Zambrano

"Resumir una obra es dar por concluida una vida. Algo de mortuorio tiene, por tanto, esta actividad que, aún pretendiendo todo lo contrario, contribuye no obstante a confirmar la ausencia definitiva de alguien." (Ch. Maillard)

Fuente: www.ensayistas.org/filosofos/spain/zambrano/introd.htm

Viernes, solo

(Vida, trabajo)

Mostrando un carácter nervioso, que no convence a nadie, se ejerce un sucedáneo de actividad, que no lleva a ningún sitio, no tiene efectos, no deja recuerdos...

***

(Conversaciones: una frase de Chantal Maillard sobre María Zambrano)

Escribir sobre una obra implica clausurarla, y por lo tanto contar con la clausura de la vida que la produce. El comentario de la obra es una necrología. También la biografía (y de alguna forma paradójica la autobiografía), que narra (relata, y a su manera explica) la obra mayor de una persona: la creación (auto-poiesis) de la/su propia vida. Este trabajo sólo concluye, en sus hechos, con la muerte. Entonces falta lo más difícil: la interpretación y los equívocos. Y superar la culpa por usar el lenguaje, lo que es -hablar, escribir- un pecado mayor que el conocimiento -mudo- al que se atrevieron en el jardín del Edén.

***

(Lectura pendiente, ahora que tengo el libro)

Paul de Man, Alegorías de la lectura. Lenguaje figurado en Rousseau, Nietzsche, Rilke y Proust, Barcelona, 1990 (edición original: Yale U. P., 1979).

7 de junio de 2007

Apuntes del tiempo pasado

En 1984 tomé un par de decisiones que demostraban mi capacidad de ver provechosamente el futuro: estudiar Filosofía en la ciudad de G., y regalar una edición del Tao Te Ching (en la colección por entregas de la editorial Orbis, de libros de Historia del pensamiento -encuadernados en azul-, que se acompañaban de un fascículo con textos de José María Valverde y no sé si de otros especialistas) a una compañera del primero nocturno, morena y de mi misma provincia (circunstancias que yo pensaba que debían figurar en cualquier relación), con cierta intención no del todo clara (el regalo), y con un fracaso rotundo (que esto sí fue claro). Si mi joven quiso enterarse de los entresijos del clásico chino leyendo la introducción de Carmelo Elorduy, es fácil que aprendiera a odiarme y también al sabio. No digo que no sea verdadero lo que dice el editor (yo no soy capaz de apreciar eso): sólo digo que el papel del libro (un ejemplar idéntico lo saqué hace poco de la Biblioteca de A.) y yo hemos amarilleado, pero que el Tao sigue siendo eterno, inmemorial y joven.

Como dice C. Elorduy, debemos considerar los capítulos del libro de Lao Tse a la manera de esquemas de lecciones. Entonces, se me permitirá referirme a una situación en la que dos personas se necesitan por mor de un tercero, libres o necesarios sus actos, divinos* o humanos.

Sea lo que sea lo que esto signifique.

*Entiendo por el término "divino" el error o la falta, (en general) todo lo que me rebasa, mucho más que lo que soy capaz de percibir: el agua de la acequia a ambos lados del camino por el que voy, la hierba que la necesita y que me obstaculiza el paso. "Divino" es lo que me limita y a lo que me entrego: la memoria si me falla, el amor si no lo tengo, mi muerte (y toco madera), el ser agradecido a los actos y a las sonrisas, y poder (pero yo soy demasiado débil) estimar el dolor como un fruto más del día.

Casi pero no

La nerviosidad del pensamiento sustituye a su abundante claridad; los gestos estudiados del rostro, a una juventud que no existe; el exceso de cortesía superficial, a la imposibilidad para establecer relaciones profundas.

(De Kant a Marx)

En mi caso: siempre me quedo a punto de comprender el paso dialéctico, el pequeño salto -preñado de gravísimas consecuencias- que va de la cantidad a la cualidad. Una claridad sobre ese asunto, que me podría dar la felicidad, me es negada; en su lugar aparece el exceso de las palabras, los rodeos y las trampas, incapaz de explicar la alegría que sienten otros, al considerar que de lo que es (o de lo que no es) se desprende (flor que es fruto más deseado) una promesa firme de alegría, de conductas y deberes inequívocos.

6 de junio de 2007

Variación sobre el tema de la verdad...

... y las transformaciones de los hombres

(Discursos pedagógicos)

Llegar a la edad madura, sin albergar dudas acerca del derecho especial que uno tiene sobre la verdad, más que la verdad sobre uno, de tal manera que la propia y buena intención racional sobrevuela majestuosa sobre las dudas y opiniones contrarias de los demás, como si éstas no existieran, ser capaz de mantenerse en una ficción tan grande sin reservas morales; querer transformar los hombres antes que las leyes, porque en éstas no se confía demasiado; estar seguro del legítimo título para ejercer esas imposiciones, sin tener en ningún instante la veleidad de considerarse una persona miserable -lo que agobia mi alma aun en sus días más luminosos-; llevar en la propia conciencia y en la propia máscara todas esas convicciones, igual que uno se atrinchera en su arsenal, por lo que pueda pasar y sin reparar en consecuencias ---se necesita impudor y, si se ha desterrado la idea de un dios que sólo nos permite una parcela pequeña y precaria de verdad, haber engendrado en el propio espíritu un pequeño dios o diablo, que en todo nos satisface.

Lo que pensaba un caballero por la tarde

Recluido hasta el límite, se han perdido las palabras circulantes y amigas. Quieres hablar, por supuesto, aunque sea imposible. Realizar en ti la intención de comprender un máximo en un mínimo, desdeñar el ser vacío y extenso, absorber la plenitud. Aun la comprensión se te niega.

...

Partes de un estado o de una acción en marcha, que ya no puedes revertir. En un segundo plano y pasivo, sin la brizna de alegría que colmara de un aire como oriental y exótico la atmósfera mortal y aburrida, gastada y europea. Tú cansado y culpable. El alma reseca.

...

En un abismo está la sabiduría en perlas, olvidado el pozo o despreciada el agua.

Nunca se es mejor que la virtud que dejan los padres en la memoria. Casi siempre peor. No se piensa en otra cosa que en el bien.

5 de junio de 2007

Resurrexit

(Público y privado, more kantiano-ilustrado)

Inscrito en piedra, frío, resguardado del sol y del viento, improductivo:

"Lo que leía allí le era devuelto al mundo con palabras diferentes. La letra primera había sido olvidada, y únicamente quedaba la constancia del significado: sin recordar los detalles, podía decir con verdad que no se había olvidado de lo esencial, y que por eso podían contar con él.

...

Lo demás era un empeño suicida por encontrar la intención primordial de unas palabras que se podían encontrar al azar, en cualquier parte. Cosa de locos, de idiotas, confabulados en su cerebro contra el mundo."

***

Una voz impersonal traiciona lo que se dice, entre la perplejidad y el asco del mundo: se ha entrado en la cueva más calurosa de la subjetividad, sintiendo desesperación y deseando que la cena del dolor acabe cuanto antes, para irse a ninguna parte. No sirve. El esqueleto de una idea se mueve delante del espejo, tú mismo, tu fantasma: nocturnal y romántico -el flaco deseo a que te limitas-, presencia de unas horas en que se han apagado las bujías.

Es mi dolor

(Orden privado)

Pensaba él, ocupaba la mente, distraía el vacío:

"El vuelo cantado enloquecido de los pájaros
en torno a las palmeras, ahí arriba,
un idioma incomprensible que viene desde el balcón.

La oigo hablar del suicidio de un hombre mayor,
y no se vuelve la muchacha de pelo cálido."

***

(Cosa pública, educación, socialización)

Si no me sintiera la persona más humillada del mundo delante de los razonamientos de plástico, hasta el punto de que se me vuelven incomprensibles, en muchas ocasiones; si no me viera como el más pobre de los seres humanos, digo, no tendría el valor de pararme a pensar en las suposiciones y consecuencias de las argumentaciones (aunque no soy capaz, porque me falta distancia, de entender las mías).

Sostiene el experto que el gobierno ha de actuar como si hubiese un pacto general, aunque la perversidad de la oposición no lo permita de hecho. Es decir, sostiene el experto que el gobierno tiene que entregarse a una ficción, concediéndole el beneficio de sus buenas intenciones.

Mantiene, además, que para la terminación correcta del proceso emprendido no es lo principal la modificación de los hechos que deben ser mostrados, sino la elección de las personas adecuadas. Los hechos pueden seguir siendo los mismos (en el papel oficial), y se trataría solamente de que las personas mantuvieran la actitud correcta y conveniente hacia ellos.

...

Se ha debido dejar de creer en Dios, porque se ha pretendido, con palabras y actos, ocupar su lugar. Y que la voz de uno, académicamente pronunciada, constituye la voz del desterrado.

4 de junio de 2007

A propósito de...

... Lévi-Strauss (refiriéndose, creo, a su libro Tristes trópicos), Octavio Paz acoge la duda acerca de la escritura, la sospecha sobre su carácter principalmente dominador (en el doble significado del término "principio": a) en los orígenes del tiempo histórico; b) esencia, fundamento).

¿Cómo? La escritura que se reserva a unos cuantos, esotérica, señala directamente al ejercicio del poder sobre el resto de las personas, al dominio burocrático tiránico sobre la masa ignorante... del secreto, incapaz de distinguir -la masa- entre los trazos de los hombres y los trazos de las estrellas. La escritura masiva, exotérica, no aparece menos dañina: puesta al servicio de enormes poderes imperiales. Esto último nos resulta ahora mucho más familiar que cuando Octavio Paz escribió (en los 60) su libro acerca del antropólogo francés: debido a las influencias o efectos de la escritura electrónica, a la ambigüedad de su relación con la libertad.

...

No sé: Neil Postman apuntaba hacia un significado emancipador de la cultura del libro, frente al poder de los medios masivos y técnicos. Octavio Paz mira hacia el otro lado: una opinión pública ilustrada y poderosa (democrática) se constituye en y a través del espacio de la palabra intercambiada en un escenario visible y físico; no a través de los textos y sus intenciones ocultas, resabios de un secreto.

Lo que ocurre es que el nacimiento del rétor pervierte la democracia en demagogia. Y si no mantenemos un único "trascendental", consistente en la fe incondicionada en que, por mucho que se estire la palabra "persuasión", la política de masas y el sentido torticero en el uso de las palabras es otra cosa radicalmente diferente (de la verdad que persuade... porque representa una evidencia), me parece que sería mejor convertir la filosofía en una filología que estudia una lengua muerta.

***

(Ramón, un vecino)

Sin escritura yo no podría haberme acordado de este hombre educado y amable que vivía al lado de mi casa, y que, cuando ya debía saber que se iba a morir, no se dirigió a mí ni con un mal gesto. No hacia mí, sino un gesto que mostrara el mal interior. Para él debía ser -todo aquello-algo que no era suyo, sino perteneciente a la muerte, ajeno a sus días: de los que era el único depositario, hasta que no tuviera más remedio que encontrarse con ella. Lo que yo supe algo después, cuando me lo dijo mi hermano. Ocurrió en Francia, donde había trabajado y formado una familia.

3 de junio de 2007

Comentarios

(Repetición)

Octavio Paz:

"... más allá del poema no hay sino ruido o silencio, un sinsentido o una significación que las palabras no pueden nombrar."

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Es decir: los límites lingüísticos se identifican con los límites del mundo. En este caso se trata de un mundo inventado, fingido, imaginado, creado, poético...

Los límites de lo dicho constituyen lo dicho mismo -el objeto, el ser-, dicta, dichtung: posibilitan la identidad de sujeto y objeto, de ser y pensar. Esta utopía se realiza poéticamente, en tanto falsedad.

Lo utópico puede seguir siendo pensado, porque la poesía es inhabitable.

Lugares: espíritu impreso

Pues no. Casi no se está de ninguna manera en lo que se escribe, que viene solo y sin pedir permiso: queda como un objeto desprendido de una individualidad bastante miserable y enfermiza. El tiempo está ocupado, en su mayor parte, por la reiteración de estúpidas obsesiones (y esto es un doble pleonasmo). En su parte salvable, escasa, pretendemos la repetición ideal de experiencias del saber que admiramos. En eso sí que somos como un perro fiel al que le arrojan un libro y menea el rabo, aunque no cualquier libro.

Si un apestado pudiera escribir no se expresaría con mayor claridad y dolor que nosotros: reducidos a contemplar y tocar el único amor que no es ingrato, su piel seca -no siempre-, su rostro de letras y un perfume suave otorgado por el tiempo. Como en la vida, aquí preferimos un amor que no haya sido de otro; al contrario que en la vida, no importa dar el primer paso; en el extremo de la vida, es la letra la que nos salva de lo precario. Entonces: si, como objeto, la escritura resta después de la muerte, hecha lengua pura, me pregunto por qué se ha de creer, con toda la inmodestia, que ahora mismo la voz sea nuestra, que me sea otorgado el uso de la primera persona, y las consecuencias efectivas: creación, autoría, responsabilidad por lo escrito, verdad y ficción/mentira...

Definitivamente no: la lengua es un dios que juega como un niño.

Y no se está en lo que se escribe, porque no se está en ninguna parte.

2 de junio de 2007

Octavio Paz

"...más allá del poema no hay sino ruido o silencio, un sinsentido o una significación que las palabras no pueden nombrar." (Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo, incluido en Octavio Paz, O.C., VI, 2003, Círculo de Lectores, p. 1284)

Ambigüedad

"Andaba por la tarde, resguardado de la hermosura."

a) ¿Protegido de ella?
b) ¿Protegido por ella?

Siendo las dos cosas ciertas (y necesarias: pues la belleza es tan terrible como consoladora), nos gusta jugar con las interpretaciones, tenerlas a la mano (realmente; y también pensando en la verosímil posibilidad): huyendo de la belleza, acercándonos a ella, repitiendo los movimientos del deseo, variándolos... cercando la lengua y acunados por ella, soñando y despiertos.

Libros

En el suplemento cultural de Abc de hoy:

Un mundo incierto,un libro cierto

Por Fermín Bouza. (Crítica del libro de Helena Béjar, IDENTIDADES INCIERTAS: ZYGMUNT BAUMAN, Herder, 2007)


Dos ideas/frases de Bouza:

1. "La idea de libertad va unida a contrario a la idea de certidumbre, y esa tensión entre libertad y certidumbre podría definir la lucha agónica que el hombre ha tenido consigo mismo a lo largo de los siglos por acercarse a uno o a otro concepto."

Comment: no hay tal, sino un continuum de verdad científica y planificación social. Si la modernidad destroza algo es la identidad entre verdad y bondad. Pero eso es otra cosa: que recoge Hume con su sorprendido descubrimiento del paso del "es" al "debe". Pero ésta -la continuidad en los razonamientos, entre hechos y evaluaciones- no era más que la costumbre que se había ido perdiendo: pues ni la verdad científica repite las trazas de la verdad filosófica del ordo antiguo y medieval, ni la sociología representa un rótulo nuevo para la ética de los fines (bien, felicidad, beatitud). Lo que yo digo (perdón) es que libertad y certidumbre transitan continuamente entre sí, igual que ha ocurrido siempre, aunque de otra manera: el concepto mediador es -podría- el de "ingeniería" (civil, por supuesto, y de ahí viene la ingeniería política y social).

2. "Este individuo de Bauman (individuo de facto, casi aparentemente dueño de sí) puede estar mutando en un individuo autovictimizado (tesis de Helena Béjar en su coda: «En este sentido la identidad como destino, lejos de ser un proyecto creativo, como parecía prometer el individuo de facto baumaniano, decrece bajo el peso de una realidad social amenazante.... Así, la identidad como destino insoslayable y el individuo de facto como experimento siempre en trance de perfeccionamiento se están tornando en víctimas. La cultura de la queja...»), resultado final de una modernidad reconvertida en un extraño reino de la libertad en el que nada es nada de forma estable."

Comment: sólo se podía sorprender quien hubiera sustituido la fe religiosa por la fe política, tan inadvertida, inconsciente e irresponsablemente como para pensarse que se había hecho un dios de sí y para sí mismo. Realmente, cuando la vida se vive cómoda y maravillosamente, igual que si fuéramos turistas en el tiempo, los peligros producen una ansiedad mucho mayor: ¡el viaje es tan maravilloso! Y la necesidad de humillarnos y solicitar una protección todavía mayor.

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(Dos metáforas)

Náufragos y subterráneos: así es el tiempo, inseguro y sin luz -ni orden ni certezas.

1 de junio de 2007

Cansado...

... y alegre, convengo (a) en que el pudor no es propio del escritor de diarios, (b) que tampoco hay que darle tanta importancia a un gesto de volver la cara cuando uno dice alguna inconveniencia y la paga con un pequeño ridículo (las gafas que se acen al suelo y, milgrosamente, no se rompen), y convengo, finalmente, (c) en que no se debe imponer una plantilla ideológica a los textos (Temor y temblor): denegando el absoluto (de K., supuestamente teológico), para imponerles la moda absolutista del día, sea la que sea.

En un momento...

... cualquiera el cielo se viene abajo, dejándote sin lugar, contagiando a los demás (que no quieren) de tu mal humor.

Cuando tú rehúyes los ojos lo comprendes todo: se actúa contigo exactamente igual que tú estás actuando en ese mismo momento. La idea de dignidad, que has podido albergar hasta ese instante aciago, se va a hacer puñetas: se tiene lo que se tiene y merece, y aun cuando no se merezca, pero es inapelable: se es con todo el conjunto de condiciones (o todo o nada).

El acto valeroso que podría redimirte, algo así, está fuera de tu alcance desde siempre.

Aidememoire

Lecturas
a) Invitado por un querido amigo a unas lecturas hechas en la Universidad de A.: en junio toca Temor y temblor, de Kierkegaard (mi ejemplar: ed. Tecnos, 1987, trad. de V. S. Merchán).

Me comprometí a hacer una lectura/comentario propio, ingenuos (si fuera posible tal cosa: porque si fuera ingenuo todavía podría ser un poco sabio; lo poco que sé me hace más ignorante, etc.)

He comenzado. Y ¿qué? Conozco -anoto yo que refiere K.- la tentación de sistema, la inclinación a rebasar estadios, a dejar los otros atrás: condenando a la ingenuidad la duda cartesiana y la certeza de la fe. Como meros estadios, fases superables...

(Obligaciones con un amigo; hacia la filosofía, deber que está más allá de mis alcances, y la caza más noble: la de las metáforas que quisieron ser conceptos y conservar lo bello de la palabra poética)

Kierkegaard, Temor y temblor: el salto hacia la fe, después de la juventud y luego de la resignación. A ver si logro entender esta metódica vital, desencantada y agradecida...

...

¿Por qué no el salto "contra" la fe? Los argumentos de R. Dawkins, en El espejismo de Dios (ed. Espasa), contra los teístas, creyentes, etc. son, a veces, de una simplicidad que pasma: por eso seguramente el libro se convertirá en un clásico, a causa de la frescura de las preguntas/sugerencias/aportaciones/respuestas... que no quieren dar por terminado el diálogo, depositando el pleno saber sobre la mesa. No. Dawkins incita a contestarle: sus aires demagógicos, la argumentación casera, autosuficiente...

(Kierkegaard, Temor y temblor)

Los actos triviales, irresueltos, de un apoderado electoral, concuerdan con el ejercicio de la reflexión (renuncia, ascetismo, resignación... ) que da a luz la conciencia eterna, la infinitud en tanto negación de lo determinado; y, como tal y simple negación, solicita a lo más alto la completud que sólo (la) da la fe.

Los actos particulares constituyen, convenientemente ligados, los hábitos y los afectos: la caballerosidad y el amor...

Cuestiones de e-mail
"¿Qué me puedes decir de Temor y temblor? Aparte que se me hace un poco duro (tan liosos debieron ser los hegelianos como los del partdo opuesto), a veces, ¿cuáles son las claves para leer el libro? ¿El anti-Kant? ¿El post-Kant?"

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Entiendo un poco lo que se me quiere señalar como estadio ético: el bien público, lo general a que se somete el interés individual, el concepto salvador, etc. I. e., ni anti- ni post-kant: antes bien, el despliegue de la razón crítica (mundana, científica, social, matemática, antropocéntrica... )

La fe señala el dominio de la paradoja, de una totalidad contradictoria y absurda (la del Credo) que lo gana todo con el deseo que manifiesta en el mismo instante que renuncia. Aunque sin mediaciones (el negocio filosófico del seguro racional, el método común).

No es extraño que filisteos, hipócritas, gentes de la vida pública, caigan como buitres en este juego de la apariencia y la autenticidad, tan tentador, chic, cool.

Kierkegaard
(Debo leer sin la mediación de un falso saber, aunque sea imposible: todo mi saber es falso, inexistente... )

Imposible leer así, pero necesario: como si nadie pasara los ojos por la página.

Me quedo con la figura del "héroe trágico", opuesto al "caballero de la fe": el que agota las posibilidades de la razón (la ciencia, que no conoce K. el danés, culmina en renuncia ética) vs. la donación entera de sí a la gracia, a la ganancia infinita de lo finito, con la vuelta del tiempo después del abandono en la eternidad, etc.

El desgarramiento amoroso es figurado en el ascenso sacrificial de Abraham (Regina Olsen = Isaac). Pero también podría figurarse todo el desastre de soledad, guerra, enfermedad y dolor de una época, capaz de banalizar el bien, tanto como el mal...


(Kierkegaard)

El particular, el único, ajeno al sistema: libre. Porque mantiene como particular una relación absoluta con lo absoluto. I. e., el diálogo personal (yo-tú) de la criatura con su Dios. El movimiento en soledad que desencadena la fe, el elemento donde vive la religión, el lugar de los "caballeros de la fe" (quijotescos, reaccionarios), logra una intimidad que no conoce la ética, los actos obligados por la reflexión conceptual, la relación mediata con un Dios ideal (kantiano y hegeliano): Dios, Él. Corresponde a la vida de los "héroes trágicos", justificados por el bienestar colectivo, fundadores de utilidad y sociedades (progreso).

S. K., TyT
(Aire de familia, historia de la razón)

El buen Fausto: genio de la duda y la simpatía. Reúne en su carácter la inspiración socrática y la ambición cartesiana, de la época en la que el diablo se hace mayor y vuelca su ambición en la política terrestre (la Modernidad): la simpatía fáustica constituye una figura adecuada de y para la formación y el mantenimiento de las sociedades. Sabemos, por Aristóteles, que éstas (y, por lo tanto, la amistad que las cimenta) dependen de la benevolencia recíproca, de que el otro no sea percibido (solamente) como enemigo mortal.

...

El hombre que ha ingresado en la era de la razón nota que le falta algo -todo parece tan descarnadamente humano y previsible!

Confía -él- sólo en el improbable azar -llamado Dios, amor y nombre-, en los encuentros...

Saliéndose del lenguaje, percibe en el último momento la amistad sospechosa de saber y locura: la fe es solitaria, la gracia también. Esa vida -en silencio- es el absurdo, la ausencia de una palabra comprensible -común- para el oído, la cosa inefable.

(SK)

El salto: cercano, todo o nada, a la desesperación; Dios o el abismo.

La verdad del espíritu: paradoja que se parece peligrosamente a la impostura; como se parece el Salvador a la Cristiandad.

¿Quién juzga esto? Cuando no hay razones: la relación categórica con Dios, solitaria y entregada, no viene a consecuencia de un método de claridades y reglas… sino –al contrario- a causa del abandono definitivo de la luz falsa (social, racionalista). Credo quia absurdum.

Notas
(A propósito de Temor y temblor de Kierkegaard)

Según lo que leo en James Collins (El pensamiento de K., FCE): se puede hacer una lectura moderna y sociológica de los conflictos de la fe. Los nombres de ésta (esperanza, resignación, absurdo... ) mientan la parte residual de los conceptos (sea la universalidad kantiana, racionalista, neoclásica, sea la más vaporosa gira -del todo por el todo- del espíritu hegeliano), i. e., aquello que no se somete a los planes de la administración de las cosas y las personas. La fe es, básicamente, no utópica: hostil al plan, amante de las diferencias que se mantienen ocultadas por los planes.

Leyendo TyT, pienso que la fe puede ser sacrificial, inquisitorial, si cabe -y lo sabemos-; también puede llevar al ateísmo a ciertos espíritus; pero no puede ser genocida. La fe religiosa; porque la fe política -la extensión universal de ciertas bases éticas, nacionalistas, racistas o comunistas- sí han dado lugar, de facto, a la extensión correlativa del mal: dolor y muerte.

(Aunque ninguna certeza: yo.)

(SK)

Un estadio (el que he enumerado de manera incompleta), en efecto, hecho de promesas y de aburrimiento: estética y donjuanismo.

Parece imposible una lectura plenamente ingenua. Me quedo con el sentido no evolucionista de los estadios o esferas de K. Con la idea del salto de una orientación vital determinada a otra: ascenso o caída; pero no progresión---

Un lector ingenuo debería ser alguien que lo conociera todo, y que por eso pudiera desprenderse hasta de sí mismo---