El loco acodado en la barra hizo una de las mejores preguntas que recuerdo (a dos parroquianos que habían adormecido la conversación): "¿Vds. son Vds. o son por otros?". La pregunta venía a cuento.
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(Se me dejará que me piropee a mí mismo)
Esta tarde el loco soy yo, el idiota (en sentido filosófico), el cretino (en sentido médico): los cuatro jóvenes de la mesa de al lado, dos hombres y dos mujeres sin aparente relación, no se ponían de acuerdo acerca de los puntos cardinales. Una forma como otra de distender el tiempo... Al pobre, al solitario, al único, se le/s ocurre preguntarse (no se atreve/n a la alta voz) por el lugar del que hace las preguntas: "¿Cómo se orienta el que pregunta cómo orientarse?".
Y la cosa, caros amigos, no es ninguna trivialidad... sino el meollo ilustrado, la línea medular del campo de hierba donde pasta y juega la razón.
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