... uno que añadir a lo que todo el mundo sabe de los días enteramente irreflexivos: para empezar, una discusión un tanto absurda; luego la rutina de corregir; de estar un poco al margen; ir deprisa todo el día, sin tiempo para el paseo; sin ganas de escribir ni oportunidades de leer; el castigo del coche y de la carretera; el del transeúnte que tiene que ir arriesgando su piel---
Ocupados en un trabajo extenuante, insensato, absurdo, etc., no tendremos que pensar en el disparate político; podremos despreciar esta cerrazón que se expande como una mancha de mal aceite
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