(Antisocratismo)
El conocimiento del mal no lo evita. Puede ocurrir justamente al contrario, aunque al principio el saber positivo de lo que no lo es (el daño, el dolor, la carne y la muerte) crea la ilusión de la conquista, y de una libertad novedosa que uno mismo se ha inventado. De un saber impropio brota la conciencia de la libertad: una libertad imaginada, que no debía ser el objetivo del maestro ágrafo y honrado de Atenas (no escribió, y por eso lo condenaron: por salirse del nomos escrito y reglamentario). Él –opinamos nosotros- quería el uso concreto: la felicidad nominada por los seres humanos, en correspondencia con la solidez redonda y perfecta del ser.
(Puntos de vista)
a) Soliloquio: fragmentos de un espejo roto, en un día aciago---
b) Las gentes viven en el mundo celebrando un día de fiesta: asentando en sus conversaciones alejadas el significado feliz de los actos---
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