"Andaba por la tarde, resguardado de la hermosura."
a) ¿Protegido de ella?
b) ¿Protegido por ella?
Siendo las dos cosas ciertas (y necesarias: pues la belleza es tan terrible como consoladora), nos gusta jugar con las interpretaciones, tenerlas a la mano (realmente; y también pensando en la verosímil posibilidad): huyendo de la belleza, acercándonos a ella, repitiendo los movimientos del deseo, variándolos... cercando la lengua y acunados por ella, soñando y despiertos.
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