8 de junio de 2007

Viernes, solo

(Vida, trabajo)

Mostrando un carácter nervioso, que no convence a nadie, se ejerce un sucedáneo de actividad, que no lleva a ningún sitio, no tiene efectos, no deja recuerdos...

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(Conversaciones: una frase de Chantal Maillard sobre María Zambrano)

Escribir sobre una obra implica clausurarla, y por lo tanto contar con la clausura de la vida que la produce. El comentario de la obra es una necrología. También la biografía (y de alguna forma paradójica la autobiografía), que narra (relata, y a su manera explica) la obra mayor de una persona: la creación (auto-poiesis) de la/su propia vida. Este trabajo sólo concluye, en sus hechos, con la muerte. Entonces falta lo más difícil: la interpretación y los equívocos. Y superar la culpa por usar el lenguaje, lo que es -hablar, escribir- un pecado mayor que el conocimiento -mudo- al que se atrevieron en el jardín del Edén.

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(Lectura pendiente, ahora que tengo el libro)

Paul de Man, Alegorías de la lectura. Lenguaje figurado en Rousseau, Nietzsche, Rilke y Proust, Barcelona, 1990 (edición original: Yale U. P., 1979).

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