Nota: tenía antes más claros el tono, el contenido y la estructura. Esta mañana, entre sueños.
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Planea entre la páginas un espíritu conocido, el de la santa distinción entre dos mundos: el verdadero y el de la doxa. Corresponde el primero al juego del lenguaje -entre el conocimiento y las cosas-, capaz de instaurar su propio tempo y, con ello, una cronología interna más verdadera que la sucesión de las opiniones---
El final del libro (Las palabras y las cosas) trae la hermosa imagen de las huellas del hombre en la arena de la playa (el humanismo concretado en las ciencias del hombre), borradas por el mar, como si fuera éste el que jugara. La imagen es tan terrible como bella: pues permite un retorno voraz de aquello que niega el lado ético del humanismo, su rostro individualista, tolerante y epicúreo.
¿Por qué la razón va tan ligada con la locura?
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