El robo constituye la matriz del crimen en general: como causa de desconfianza en la palabra dada (a lo que puede inducir), en tanto quebrantamiento del respeto racional que los sujetos deben tener en continua consideración para sí mismos y los otros (en general), no ha de extrañar que la falta de respeto a la propiedad de otro haya podido ser gravemente condenada. Quien no entiende que las cosas poseídas prolongan la esencia subjetiva más valiosa está en camino de justificar el asesinato, o de cometerlo---
De ahí la desvergüenza de señalar que la propiedad es un robo: cuando, en verdad, la propiedad tendría que representar la prohibición del robo; y no por motivos económicos espurios, sino atendiendo a consideraciones éticas y, en la medida en que podemos hablar sobre estos asuntos, sagradas: puesto que los derechos personales pueden establecerse por una vía trascendente, para señalar así mejor su valor y permanencia incuestionable---
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