Ella es muy hermosa.
El pelo negro, no muy largo,
le cae descuidado sobre los hombros.
Los ojos profundos, oscuros, invernales.
Ojos de mujer.
También aquí.
O sea: que escriban otros que saben. Y que cambien el color de los ojos si les place, la caída del pelo o que esté descuidadamente recogido. Que el amor en cada caso se invente su infinito en la carne ajena---
Yo resguardado, en mi plaza de escribidor, tras la barrera y con mis ojos viendo la plaza. Que así sea---
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