No albergo dudas de que el sufrir la injusticia provoca vergüenza. Lo sé. Como que la revancha tampoco solucionaría nada. Creo también que la vergüenza mayor está en lo contrario, en provocar uno mismo el mal. Pero hace falta advertirlo, hace falta que la vergüenza ya esté para que la vergüenza se abra paso. Difícil, ¿verdad?
En sufrir a causa de lo hecho por uno mismo estaría, si la hubiera, la diferencia entre clases (qué atrevimiento pensar en castas... según sus hábitos). Aquí es donde nos tenemos que separar de los nietzscheanos, pero no porque sean aristocráticos, sino justamente por la razón inversa: por una adoración maravillada que manifiestan hacia los modales de la chusma -llegan algunos a sostener. Entonces, si realmente sucede esto, N. es un retórico que en privado es un hombre bueno. Pero al que, a causa de su inconsistencia, no debemos tomar en serio---
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