El sentimiento, una debilidad para los hombres serios y silenciosos. Lamentarse por la felicidad, la más vergonzosa autocompasión, y querer desencadenarse del ser. Abrirse al otro, confesar sin pudor una incapacidad para la soledad, para la independencia y la verdad. ¿Habrá alguien tan necio que crea que las cosas no cuestan? La vida, la única. (De las Lecciones de Robinson)
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