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15 de abril de 2012
¿La tarde del Juicio Final, a la hora en que las señoras toman el té y los caballeros van a los toros?
La falta de acuerdo hace presagiar años de espera antes de la demolición. (Foto: El mundo)
La noticia en sí, tal y como viene, es capaz de ponerle la cabeza como un bombo al más pintado, más tranquilo o más calmoso. Yo me quedo con la kafkiana tesitura de que judicialmente haya que derribar las diez primeras plantas del edificio, que son las que han invadido la zona de servidumbre. La construcción piramidal del edificio plantea problemas casi metafísicos para la ejecución de tan sabio pronunciamiento (¿cuál iba a ser el soporte de las plantas restantes?), aunque nada comparables con los que se producirían si el edificio estuviera construido en rascacielos, y quedaran las plantas restantes flotante en el aire, como un cuadro de Magritte o una ciudad de Calvino. No albergo la menor duda de que la jurisprudencia hispanocacana no tendría el menor impedimento en proclamar a los cuatro vientos esa decisión. Que el señor nos asista. (Que a mí no me parece, por cierto, que las "luces cortas" de la política municipal de Carboneras, viendo los beneficios potenciales de los hechos consumados en el hotel ya hecho, sean unas "cortas luces". Es mi opinión, que no casa con el utopismo de los justicieros derribadores, así perezca el mundo de aburrimiento y absurdo legal mientras se decide.)
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