Volver a trabajar en un tema que estaba o parecía cerrado, olvidado, kaputt, etc., etc., da y quita en energía. En esa medida se sigue igual. Se sigue igual, en efecto, aunque conocemos que no del mismo modo. Hay igualdades e igualdades. Vuelve a recuperarse el canon de una conciencia literaria europea, infinitamente superior en su riqueza conceptual, y se intenta aplicar esa reflexión canónica (Sebald, Bernhard, Coetzee a pesar de su nacimiento, R. Walser, Hofmannsthal y cualquier vienés que se precie, last but not least Wittgenstein) sobre los ejemplos ibéricos (dejo al margen Portugal, me limito a los textos escritos en castellano: se salva Vila-Matas y ...) de la autobiografía y sus diversas novelaciones. ¿Qué es lo que sale? Una melancolía, nunca una adoración a lo que viene de Europa, [que para hacerla comprensible yo la relaciono con la situación económica neocolonial en la UE: España es un desastre, Alemania nunca fue mejor. Pero es allí donde debemos mirar. No sé si me hago entender: no creo que se muestre más la verdad literaria en un sitio que en otro. Se trata del tono.]
Ps. En fin, que el fútbol será el opio del pueblo, el mundo invertido o cabeza abajo, si ahora, precisamente este año, un equipo español vence la final de Baviera.
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