19 de abril de 2012

Historia intelectual, Cosmópolis

"El silencio público /durante la postguerra española/  envuelve la obra de Nietzsche cada vez más. Y, con todo, claro es que la lectura de este filósofo, por parcial y retirada que sea, corresponde ya al trabajo formativo de cualquier español intelectual o sencillamente culto. Aduciré mi propio testimonio: yo leí a los dieciséis años Aurora y Más allá del bien y del mal en los azules tomos de Aguilar; pocos años después El origen de la tragedia y Así hablaba Zaratustra (Sempere y Maucci, respectivamente). Puedo suponer y casi afirmar que muchos estudiantes de mi edad conocían aproximadamewnte el mismo lote. Se compraban las obras de Nietzsche en baratillos, o se encontraban en bibliotecas privadas o públicas. Era entre 1940 y 1950." (Gonzalo Sobejano, Nietzsche en España, 2ª ed., p. 639)
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En otro orden, mucho más cosmopolita: lo que dice Ortega sobre Argentina:
" ... quiere decirse, pues que yo tengo una deuda enorme con ese país. Y esto no son palabras, temblor de aire, caligrafía. No es que yo diga que tengo esa deuda, sino que la tengo, dígalo o no; la tengo a ella, no a su enunciación ... "

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