4 de abril de 2012

Sujeto, fingidor

Puesto el sujeto en su hybris, no respeta ni a sus madres. La omnipotencia de la ratio mathematica, de la que tenemos una prueba fehaciente en las luces de los semáforos y las credit cards, no se resiste a inventar mundos paralelos a los que ha descubierto. Así, un PseudoDescartes Urbanita podría pregonar el evangelio de las tres Sinsustancias. (Quizá el epítome tecnológico de todo eso sea la tv.)

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