Estos locos pensamientos
si en el mito individualista de Robinson
estuviera más que presente
la iglesia reformada y el inconformismo religioso
(antes del atrevimiento deísta
a sólo unas manzanas de la muerte de dios
de este tiempo)
el pensamiento (imago, phantasía) liberado
en sus posibilidades
desarraigado de la raíz del pecado
dando a cada existencia nueva
una isla en la que crecer
una historia y novelerías
que lo mismo da para levantar
empresas esclavistas
donde afina el burgués
sus pianos culturales
que para descubrir
(Abentofail no podía creer
-entonces- otra cosa)
que el hombre por sí mismo
conserva las semillas
de Aristóteles.
Al cabo de la isla
nada ha redimido del pecado
el ersatz de la riqueza
-espuria salvación
de estos días aciagos-
lo confirma Jean Calvin
como bendito estigma
de los elegidos
de la banca suiza
(Orígenes de la autoficción. Esto al hilo de lo que sostiene Coetzee sobre el libro de D. Defoe.)
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