(El aprendiz de Lysenko y los falansterios)
"Luis Rico, catedrático de didáctica de las matemáticas en la Universidad de Granada, añade la "ineficaz" cualificación del profesorado como razón del suspenso. "Mi diagnóstico es que el profesorado está cualificado teóricamente pero es ineficiente al enseñar a utilizar los conceptos", razona."
Tal y como es ofrecida a la masa, en tanto opinión publicada, la argumentación del docto (en cuestiones educativas) pertenece al campo de la dóxa, la idea inadecuada o la ideología. Revela un estadio infantil de pensamiento, propenso a las racionalizaciones animistas (por así decirlo). Rehuye, lo que es mortal falta en quien la comete por sus cargos, el principio de contradicción (alguien sabe el qué pero no sabe el cómo: esquizoide altavoz del saber, Sócrates truncado, técnico ignaro) y el de verificación (a causa de la muy atrevida generalización del predicado a todos y cada uno de los sujetos: ninguno de ellos es capaz de enseñar, ninguno, nadie). Ama el académico las anteojeras como su fetiche más preciado: de otra forma no se explica que el incompetente profesor de aquí (en esta autonomía) sea en aquélla, un poco más allá, capaz de insacular en las almas infantiles los rudimentos del árido oficio matemático---
De la santa conjunción (de donde emanan muy infundadas razones) de política y poder universitario, de los poderes que se tocan por el vértice (de los intereses, creados), de todo este empeño por salvar la cara (las apariencias), no viene nada bueno ni razonable, ni prudente.
Muchas palabras desatinadas, eso sí---
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