13 de diciembre de 2007

Demagogias desatadas, II

(Entrevista a Rafael Feito, Escuela, nº 3768)

***

Nostalgia de las tarántulas pasadas:

Nietzsche se refería a los arácnidos sacerdotales tejedores de hilos-trampas mortales: conceptos metáfisicos que ponían un mar de niebla, no a los pies de un caballero romántico que medía dignamente los confines de su razón, sino delante de los ojos, aun de la misma razón (la tejedora). Esta conformación ideológica, que el último gran eurocéntrico (Marx) nombrara como ideología, parece haber triunfado: en la revivalización de las creencias religiosas (como si ahí -en las cadenas mentales- hubiera de estar la utopía); en la despótica monarquía de los sentimentalismos y las cálidas comprensiones (aun con los canallas); y, sobre todo, de la manera más dañina por los efectos a largo plazo que va a tener, en una forma secularizada de cristianismo pedagógico, totalmente reaccionaria en el fondo, estúpida hasta los fondillos del alma en el contenido sustantivo (si es que lo tiene), que parece que ha encontrado su telos en el disparate continuado: en la negación de lo evidente, en la proposición absurda de una utopía cotidiana, en el contrasentido de querer ser más novedosos que nadie adaptándose (un imposible: como ellos mismo tienen que confesar) al tiempo (cuando esto, lo moderno, la moda, es lo que más, e inmediata e irremediablemente, se queda desfasado)---

Y todo con la más desvergonzada posición de partida: suponer a los docentes no universitarios (pero egresados de la universidad) como una ralea infame de zombis ignorantes, incapaces de enterarse del mundo (no valen ni para cumplir con los existenciarios, se podría decir)---

¿Y qué tendrá que ver el cambio continuado (lo que ya es predecir mucho), en la sociedad, en el empleo, etc. con lo que debe ser la función escolar, lo que está presente incluso en el manoseadísmo término (expresión, competencia, finalidad) tan sabroso a la jerga psicopedagógica: "aprender a aprender"? ¡Como si eso fuera posible siendo un analfabeto agradecido! Recuerdo a uno de la secta que denostaba la erudición libresca; y es que seguramente no era dado a la práctica---

1 comentario:

Egoficción dijo...

Sí, una mansedumbre sin Cielo ni héroes (aun cristianos). El triunfo (reaccionario, dices tú, de los de siempre, de los felices vividores que saben gabernar a la Gran Bestia; ya sabes, un buey).
La función pervertidora -amansante, entontante, envilecedora- de la religión.