26 de diciembre de 2007

Gracias a mi poca habilidad...

... para el ámbito del pensamiento rigoroso, consigo confundirme y confundir: debe ser evidente que cualquier modificación del espacio sirve de indicador natural de la presencia humana... una vez que se haya definido al ser humano a partir de su condición de h. faber. Entonces, decir que toda modificación es signo de humanidad no nos saca del terreno de las tautologías o juicios inextensivos, que es lo que el pensar debe prohibirse si es que quiere ser relevante (moderno, actual, útil).

Aunque no hay por qué creer, acríticamente, que un recordatorio de las condiciones de la humanidad haya de ser inútil siempre: nos puede servir para sacarnos de encima la falsa idea de que aquello que percibimos pertenece a la naturaleza y no a la invención, cuando es esto último lo que realmente sucede... Una función tal de las definiciones, que se puede denominar escolar, resulta siempre conveniente en épocas de hybris tecnológico-consumista (en la era del cálculo, la ratio, el homo mensura = en la historia humana occidentalmente conocida).

Lo que ocurre es que no era esta mi intención: sino indicar la calidad moral de los actos humanos que borran lo hecho por otros actos. Pues en la antigua vía ferroviaria han desaparecido los raíles y las traviesas, pero todavía no ha desaparecido, como deberá suceder a causa de las malas hierbas (por la meteorología también, y por la corrosión que ejercerá el mismo tiempo transcurrido), el camino limpio por el que circulaba el tren (hasta finales de 1984).

La justificación económica de la desaparición de esta forma de transporte en el valle es lo que el tribunal moral debe poner en cuestión: examinar a partir de los datos y dictaminar en consecuencia. Conviene a la tarea de los historiadores, ingrato oficio que debería prescindir de la moralidad al uso y, sin olvidar su cualidad de saber humano y ético, orientar sus conclusiones sin ira y con escepticismo acerca de la dignidad mostrada por los hombres en sus conductas políticas---

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(Al lado del muro de contención del río A., cerca de La C., un ¿invernadero? abandonado)

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