... que (en realidad de nada estoy seguro: sin que eso me garantice una primera verdad) la tentación (y la realidad) totalitaria no haya de venir por un movimiento de contrailustración. Marx era demasiado ilustrado y progresista, y quizás por eso podría pensar en la vuelta del pasado como mera farsa.
Nosotros, que no lo somos tanto, no nos negamos a creer en la segunda edición de la misma tragedia: a causa del mismo poder de la demografía, la materialidad más material, que nos debe poner en cuestión la idea de que la pobre Europa (y sus extensiones imperfectas en EE UU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda y otros) sea el ombligo del mundo histórico. La demografía: quiero decir el hambre, la religión, la guerra, la violencia... (A propósito, estoy terminando de leer África en silencio, un libro de M. Villar Raso, y me he convencido de que somos pobres gentes que no soportarían ni un minuto viendo lo que este hombre cuenta.)
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Me lío: o sea, que no se trata tanto de una necesidad de administrar la general conformidad, comodidad, estulticia; que no se trata de un totalitarismo endógeno, sino de inquietantes signos de contrailustración y oscurantismo: fanatismos etnicistas, fundamentalismos religiosos, negocios neocoloniales como la venta de armas, mafias ilegales y mediáticas, diversos egoísmos cuya acción nos habíamos permitido ignorar---
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Nota: entiendo por contrailustración el poder, en este caso renovado, revivalizado, y sí, enteramente cínico, de la mentira. Esto es, el desprecio de la filosofía. Aunque fuera ella misma quien empezara---
2 comentarios:
Sobre tu penúltimo párrafo. No veo la diferencia. Tal vez quieras decir que se trata de una contrailustración universal (planetaria). Pero la Europa que conocemos, si acaba en el totalitarismo explícito (y puede que adopte formas históricamente novedosas en la apariencia) será por el egoísmo de los europeos.
Sobre tu definición de contrailustración. De acuerdo. Mentira=falta de honestidad=falta reflexión, falta de hombría (areté).
Me temo que estamos bastante de acuerdo. Sólo una cosa. El derecho al escepticismo ¿por la caída de la centralidad de Europa y su Filosofía? ¡Derecho al escepticismo, más bien obligación, por uno mismo! El siglo XIII, además de Catedrales y Summas produjo escépticos.
Ya puestos, otra cosa: el totalitarismo es la negación de la libertad positiva y de la creatividad y soledad personales. El drama no es cultural sino personal; ¡no me dejan respirar y me dan asco su eficaces medios de amaestramiento! MISANTROPÍA... mea culpa.
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