(Wittgenstein, Tractatus... , trad. J. Muñoz/I. Reguera)
Si lo he citado ya, una o mil veces, no me importa. Al intelecto, por otra parte, aunque sea tan estéril o estragado como el mío, solamente le importa la verdad.
¿Hay algo más hermoso, de hijo ingrato eso sí, que estas palabras casi finales de W., denegando de partida las palabras iniciales del cap. I de la Fundamentación... kantiana? Permitidme pensar que no.
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