Por una vez lo correcto lo sostiene el escritor francés, bien qu´ils sont habituellement des ennemis de la verité. El diario ¿a-literario? Lo contrario, la pura literatura. Lo que sostiene Valéry: en cuanto el dedo se lanza en pos de la tecla estamos o estoy esperando al espejo: -Qué bello eres, y qué inteligente! -¿Yo?, por Dios! (Risillas y rubores.)
¿Ajeno el público? ¿Roto el proceso de la comunicación? Pero si a solas (frente al cuaderno para el cajón, la pantalla para los pocos) está Dios con nosotros, el lector ideal (de las almas), el juez más justo (estéticamente hablando), punitivo cuando corresponde (hinca el diente en toda retórica).
Ps. Se me olvidaba: Narcisos de tinta (p. 52). ¿Por qué no encuentro este título: M. Alberca, La escritura invisible, Sendoa, 2000)?
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