Decepcionante, lo que vemos este día. ¿No lo habíamos visto ya antes? ¿No habíamos querido verlo? Peor para nosotros...
Pero de la decepción se aprende. Positivismo: es lo que hay. Pero la experiencia vive en el elemento de lo negativo: terceros días, esperanzas.
Lo que hay, no debe importarnos demasiado si es así y no como nos gusta. Decepción, sí. Autoengaño, al que tan aficionados somos. Interesa más ser fuertes, no entregarnos. ¿Para qué? ¿Por qué?
¿Le hemos perdido ya, tan pronto, afición al aire enrarecido, inhumano, cruel, consecuente, de la soledad e independencia? ¿Tan cobardes somos?
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