Obligado a leer la Ética de Spinoza: obligado a renunciar a la alegría fácil de las emociones comunes, instado a encontrar la perfecta alegría en la aceptación de las leyes del cosmos...
A creerme, punto de fe, que el orden y conexión de la vida debe reproducir lo que pasa idealmente en mi cabeza...
Si no, estamos perdidos.
No aceptar la conformación del mundo, la suma de bienes y males que nos ofrece la experiencia, proclamar nuestra queja delante de los demás, etc., no nos hace mejores a nosotros, aburre a los demás y muestra un temperamento odiosamente infantil.
...
Pero sucede que mi memoria es demasiado débil para recuperar los sucesos del cuerpo.
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Ignacio Carrión, entrada del 15 de marzo.
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... y no necesariamente más auténtico (más íntimo y esencial).
Ah, la autenticidad! Esa yerba ya no la queremos fumar. Nos ahoga.
3 comentarios:
¿La autenticidad una hierba...? Explíquese docto amigo.
Un estupefaciente de la voluntad: La jerga de la autenticidad, un libro de Adorno "magníficamente" traducido por Jesús Aguirre, D. De. A., ya fallecido. A propósito del empleo de ese concepto de autenticidad en las filosofías de Jaspers y heidegger, si no me confundo. Pues bien, Adorno consigue ser m´s jergoso e ininteligible que ellos. O yo que no daba para tanto in illo tempora, y ahora menos que está uno más cascado y resabiado.
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