24 de marzo de 2009

Ajeno

En el texto de otro se encuentra la armonía que yo no tengo. Leyendo, no soy. Estoy siendo (con la letra extraña) más de lo que realmente soy.

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Casi correspondamos:

El racionalismo anti-pathológico kantiano no llega a tanto como se imagina: exhibe la dureza del solitario, la tragedia del individuo al que la vida le promete demasiadas cosas y no le concede, sin embargo, posibilidades reales de satisfacer sus deseos. Pero, en verdad, hay mucho de pathos dolorido en decir que no a las pasiones humanísimas del yo, con el fin de entregarse mejor a a él, y conformarlo de una manera más pura e inolvidable.

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Par de corazones según A. R.

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