Corresponde a la genialidad de un pensador el empleo de la metáfora como una bala que no yerra en su querencia del blanco y lo alcanza. Una tal precisión del lenguaje trópico facilita que todos y cada uno comprendamos lo que escribe Nietzsche sobre Kant: "el zorro que vuelve a su jaula después de haberla roto".
Nada hay que explicar: nombres y verbos contienen (implícito, tácito, silente) un curso entero de metafísica, occidental y oriental. ¿Antropología? Naturalmente, también. ¿No lo cifraba Kant todo en esa encuesta general? (El dictum de N. en la p. 27 de N. y el círculo vicioso de P. Klossowski, ed. Arena, 2004.)
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