Carácter: el de la señora ya mayorcita (me encantan los eufemismos hiperbólicos) que pide a la camarera que le cambie la copa de vino porque tiene un mosquito dentro. Yo, que soy un alma de dios, y de cántaro, habría sido más discreto: apartando el mosquito, avergonzado y pidiendo perdón... al mosquito y al mundo.
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