A sangre y fuego:
Los personajes, tan de Unamuno ellos, se emancipan de la voluntad del narrador. El tiempo se emancipa igualmente: no hay eternidad. Hay exilio. Que así sea...
Amén porque Chaves Nogales, pequeñoburgués liberal, individuo de esa tercera España que no pudo ser ni es, huyó asqueado de todo y de todos, para no tributar su carne (mártir) en el altar sacrificial de la mucha estupidez. Para no dar alimento a los bestias (Héroes, bestias y mártires de España es el subtítulo del libro), uno más para la muerte indiferente.
Realmente se precisa mucha estupidez para que la crueldad gobierne de tal manera las acciones, para que se entronice de tal modo que el asesinato muestre ser el instrumento mejor para resolver los conflictos.
Conflicto, un simple disenso, una diferencia de pareceres, la trayectoria vital pasada bastaba para que los religiosos portavoces de las banderías dieran el pasaporte, sin escrúpulos morales. Sobre esta maldad suelta, sobre tanta sangre regando la tierra, ¿cómo se va a hacer país ni memoria?
Ps. El prólogo de Chaves Nogales es trágico, hermosísimo, devastador.
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