Días de burocracia, sin nada que reseñar en principio... Porque lo importante no pertenece al tiempo de los relojes, sino a lo que se acumula en el corazón...
Días de trabajos que no resultan en nadas: tiempo ocupado en ser perdido...
No se puede, en estos días, no ya leer, ni tan siquiera pensar. Aunque pensar no me convenga a mí, que no estoy nada dotado...
Días en que la memoria surge accidental, sin ayudas, al girar en una rotonda: -Ah, ése era el grupo!
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