"Mi enemigo es el reloj. Me asusta más que un arma de fuego" (I. Carrión, Diarios, Edaf, 2007, p. 798; entrada del 5 de marzo de 1996)
Es lo mismo el reloj que el arma: cada segundo un disparo; un segundo de silencio roto (por la aguja/bala). Entonces, el rumor del corazón acorde con los relojes, que dice María Zambrano, debe sonar como un golpe seco: la intimidad se manifiesta como miedo, en ningún caso como amor del que hacer partícipes.
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