... un poco peor, sustituyendo el ruido de las conversaciones, muy lejos aunque estoy apenas a tres metros comunes, sustituyéndolo –me digo- con unas parcas letras---
El español es ruidoso, muy ruidoso, en los velatorios: quien hace negocios, quien se empeña en el negocio de remembrar la vida (“no sé si de la misma quinta”, “tres años de guerra y luego tres años de servicio militar”).
… un poco peor, más solo o dejado, sin importarme un ápice el que tenga que pasar por o parecer destemplado. Cuánto se equivocarían si me tomaran por orgulloso, a mí, el más pobre de los seres, capaz de empobrecer el mundo con solo mirarlo: al venir hacia aquí la luz de las ventanas me pareció casi negra, y no se me representa ahora de mucha más claridad el aire viciado, de flor de podredumbre. (Tampoco se tiene que esperar algo diferente: la estasis, la calavera, el reloj detenido.)
… un poco peor: escribir no hace mejor a quien no tiene la pretensión de obtener riqueza, fama o amigos. Mantiene las letras como si consistiera en una obligación hacia los genes. Como si. Pero no hay tal deber, no lo conozco yo, sino el azar de mi consentimiento. ¿Para qué?
Vuelvo al principio, negándolo: no peor, distinto. (Un punto de vista imposible.)
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