De autofictione:
Si yo mantuviera la funesta manía de investigar haría bien en considerar el cruce de cartas de Ignacio Carrión con su ex esposa (en Diarios, pp. 839-841), a propósito de una novela premiada de Carrión (Cruzar el Danubio), que debe pertenecer al canon de la autoficción, pero que no recuerdo ahora si la menciona Manuel Alberca en la lista que yo utilicé años ha.
El asunto es que la pretensión de autonomía novelesca no se mantiene, en la era de los abogados defensores de la doncella privacidad, si se es tan ingenuo (o sibilino) como para limitarse a cambiar el nombre sin menoscabar la exactitud de los sucesos (si eso pudiera ocurrir)---
Irónicamente, la realidad entra al fin (y al cabo) en la forma/materia literaria, puesto que las cartas son reproducidas en Diarios, asumiendo el reto de responsabilidad por las consecuencias de la escritura que le plantea su ex.
De paso, comprendemos el valor vicario de la letra, aunque no compartamos la ilusionante pretensión de Carrión, unas páginas atrás (debía estar obsesionado, recordando, por esa época, a finales de 1997), acerca de la mayor valía del mundo literario sobre la experiencia no escrita (vivida sin letra que la recree)---
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