13 de mayo de 2007

El mirador de los ingleses

(La invención del pasado, el sueño)

Estos que ves sentados en las mesas en la calle, moviéndose entre ellas al subir desde la carretera, hablando sin parar, sin que yo los entienda, son los descendientes de los que dirigieron la explotación de Las M., en S. Debieron abandonarla allá por los años veinte o treinta del siglo pasado, cuando en otros países se encontraron yacimientos mucho más rentables.

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Al llegar por la carretera de montaña, lo primero que se ve, a la izquierda, es una pequeña iglesia abandonada... [Para no renunciar a la esperanza al pasar, pues también las minas son protegidas por los dioses, y sus ministros protestantes.]

... cerca de un kilómetro después, y a la derecha, se encuentran las casas agrupadas de los mineros. En un plano superior del terreno -que está escalonado, en terrazas- está la casa del ingeniero jefe, y un poco ladeada la casa del médico, algo más pequeña. Aunque fríamente considerado el asunto se puede pensar que la situación de los trabajadores no era tan mala, dentro de lo que cabía, que las casas no eran pequeñas y que tenían un médico sólo para ellos, la parte de conciencia -marxista- que quedaba en mí me provocó una gran tristeza al ver el espectáculo de la mina abandonada, las ilusiones perdidas.

Mi conciencia se ha hecho mayor: las casas han sido rehabilitadas para el turismo rural, se construyó un restaurante y se mejoró la carretera de acceso al poblado de Las M. Mi conciencia es cristiana -he hecho el mal, pero fue sin mala intención- y me gustaría pensar que allí están ahora mis amigos, esta noche real.

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(El lenguaje no muere del todo si se mantiene la intención de amistad; la enemistad hace desaparecer la realidad; /sólo/ existe el mundo para las palabras comunes.)

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En el texto de Coetzee, "Retrato del monstruo como joven artista", que publicó ayer el suplemento cultural de Abc hay una frase que me resisto a copiar, aunque al final cedo: " Normalmente, una sociedad puede tolerar, incluso mirar con benevolencia, a un sustrato de autodidactas y extravagantes en los márgenes de sus instituciones intelectuales."

Esto nos condena a la inmensa mayoría de los seres humanos (y téngase en cuenta que Coetzee se está refiriendo a Hitler), consagra una dictadura de los sabios y localiza el origen del mal en el punto medio entre una concepción maniquea y cósmica de la ética (como conflicto entre el Bien y el Mal), por una parte, y su trivialidad (demasiado) humana, por otra parte. En el medio está el origen del vicio: esa propensión filosófica y universal, de no querer contentarse con la ignorancia; tan favorable para las ansias de ilustración que tienen espíritus selectos y benévolos; tan inconsciente de las consecuencias no deseadas, de la degeneración de los mensajes y su corrupción en rumores circulantes...

Coda: ¿Socialismo científico? Sea: como deriva sociopolítica de la "buena voluntad", en tanto proyecto científico de reforma y administración de las cosas de la sociedad. Pero asentado en la prudencia, en la posibilidad continua de corrección. Sin demasiada fe, no sea que la ciencia socialista se convierta en colectivismo impuesto y en la apología de la delación, transmutando la philía en odio.

Pero, ¿qué es lo que quiere decir Coetzee?

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