12 de mayo de 2007

Revista de prensa

(Abcd, 12 de mayo de 2007)

1. Mercedes Monmany: Coetzee y el estado mordaza

El arte contra la política: porque el arte conserva la verdad y el bien.

Esto contra Platón, contra las filosofías políticas, las utopías.

La lengua que se habla en las dictaduras (totalitarias, autoritarias; esquizofrénicas, paranoicas) orienta la cualidad interpretativa natural de los enunciados (Aristóteles) hacia un punto inesperado: la hipocresía ambiental, y la necesidad de andar por ella como por una selva -hasta llegar a un claro.

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2. Retrato del monstruo como joven artista

Por J. M. Coetzee.

Acerca de la naturalidad o carácter convencional del mal, y la posibilidad (mítica) de que aparezca en los rasgos físicos: miramos los rostros que vienen de fotografías antiguas.

Todo en forma de pregunta, y con una respuesta inesperada: el malvado como función dramática, una X a despejar por la época/sociedad, para fabricarse la herramienta de su propia destrucción.

Así ha de ser (biográficamente, autobiográficamente): preguntando constantemente, siempre; yendo más allá de la comprensión, sin alcanzar la explicación. De ahí la tentación escapista: las racionalizaciones, las mentiras, la ficción de un sí. (Lo que incluso provoca alegría). Así lo menciona Coetzee a propósito de un libro de Norman Mailer sobre Hitler: y la verdad poética que alcanza el novelista se identifica con la constitución edípica de la personalidad de un muchacho, sin fundamentos de buena crianza en el hogar, sin educación fuera de él. Naturalmente, según Coetzee, la "explicación" poética/biográfica no cancela las preguntas que rodean la cuestión fundamental: la del origen de la maldad de Hitler. Porque Mailer tiene que trasladar la respuesta a una concepción maniquea y transhistórica del mundo, al conflicto entre un Dios no demasiado sagaz y un Maestro del mal.

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El lector que ha llegado hasta aquí ya tiene bastante para esbozar... sus dudas. Tiene que recorrer la línea que va de Dostoievski a Hannah Arendt, pasando por la concepción meramente "criminal" del nazismo de Karl Jaspers. Falta Nietzsche, y falta lo más pavoroso de todo: el poder de la mala divulgación, de la rumorología de origen científico (por lo que el ateísmo teológico no garantiza nada, si luego va acompañado de un fideísmo cientificista/tecnológico), concentrada a finales del XIX y principios del XX en torno al significado de las ideas de Darwin (biología social, eugenesia, racismo...) Igual que ahora. Más o menos.

[PS. Habrá que releer el texto de Coetzee.]

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