(Prudencia)
El saber que da la vejez, los desengaños en forma de proposiciones sintéticas de la experiencia privada.
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¿De qué sirve? De poco ante la pasión y el rencor: depositados en los genes, en la familia, en la tradición cultural.
Sirven de poco los consejos a los jóvenes, que parecen tener los oídos desagradecidos. Tampoco sé si vale para algo disfrazar este conocimiento de tolerancia. No tengo por seguro que el exceso de tolerancia vaya a engendrar ningún bien que la severidad no trajera de manera más inmediata: con menos gasto y dolor, en el fondo.
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No me parece tan extraño que haya que entender un poco a Sarkozy y la atracción por Sarkozy: una vez deshechos -desechados- los ropajes de la vindicación conservadora, la casquería ideológica; lo mismo que las rasgaduras utópico-juveniles (plenamente ignorantes acerca de la historia de por dónde pueden ir las cosas de los jóvenes cuando las épocas se ponen feas).
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