(Personal)
Se deja a un hombre para que alcance su nivel de incompetencia (yo, tú o él). Una pequeña pieza sacrificable, sin demasiado daño, sin que vaya a tener demasiada importancia. La cosa se queda en un mínimo dolor interior que salva tu frivolidad (personal, la mía): aunque yo no lo sea (como le dije), sino inconstante (lo que no le dije), algo muy diferente (tampoco esto lo dije).
Risueño por todo el asunto, te tienes que ir a dormir, a pensar. Una pieza nada más, tu persona: pues sí, de argumentación y de convicción. Algo de lo que tú no sabes, ajeno a las conversaciones y a la claridad. (Víctima y verdugo, se es doblemente.)
Queda para decirlo luego de algún modo, y ya está. Como uno más de los "registros" con los que empezó todo. ¿Se va entendiendo? Una vez que no se vale para vivir, se puede tomar la decisión de escribir -debió pensar alguien por primera vez. Uno cae.
...
(Cuestiones de la vejez)
Este hombre manifiesta una extraña inclinación litigante. En otro tiempo, de otra manera, habría valorado el respeto por la palabra empeñada: por los mayores que trataban el asunto del reparto de las tierras de la herencia (en otro tiempo, ya no el mío: hace ciento diecisiete años).
Pienso que lo malo de esto es querer darle la razón, conceder una importancia a lo que realmente no la tiene, ni es urgente ni nada... Se puede ironizar y mencionar viejos pleitos históricos (como yo hice, sin resultado), pero tampoco es eso. En realidad nunca me gustaron estas cosas, extremadamente descuidado (e inconstante) como soy, dispuesto a que atropellen mi razón, y a no tenerla, desengañado...
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