8 de mayo de 2007

Carácter

(Aprensiones)

Temores propios de la edad, y del temperamento: un lastre continuo. Lo que se suponía y lo que se va aprendiendo...

...

Mala cosa el exceso de información, la concentración electrónica -accesible a todo el mundo- de los rumores sociales extendidos: miedos, desconocimientos, informaciones incompletas...

Pensar demasiado nunca debió ser positivo, ni revelar inteligencia... Saberlo -filosóficamente-, porque se ha estudiado en determinadas asignaturas -hace muchísimos años, en otro mundo o vida-, no vacuna contra la repetición de los excesos. Se quiere conocer el propio cuerpo, sus trampas, y las del cerebro/mente.

...

La reflexión, hipertrofiada, dejó las salas puras de la razón y tuvo que institucionalizarse: lo que empieza como encierro en la prisión o en el cuartel va abstrayendo sus cadenas: convirtiéndolas en simbólicas, volviendo más férreo el encierro de un sujeto que ha destrozado el espejo físico y que sólo se tiene a sí mismo delante para estudiarse, para destrozarse en vivo.

...

Cuando escribe, ve sus manos que escriben, se equivoca, rectifica, le nace la angustia, que nuna le ha dejado.

¿Quién lo dice? Se teme -habla la impersonalidad- que la pregunta que nace retórica reciba una respuesta demoledora:

-Lo dice tu razón perdida. (Esto no lo queremos escuchar, ni saberlo mínimamente. Antes morir.)

No hay comentarios: