4 de mayo de 2007

Viernes

En El cultural de ayer (suplemento del diario El mundo) viene una entrevista de Nuria Azancot a Javier Gomá, filósofo, jurista, filólogo... prodigio de precocidad y saber: en suma. Ante una cosa así yo me tengo que comportar como un lector timorato, y leer. Me da la impresión de que su tetralogía proyectada, que comenzó con Imitación y experiencia (editado por Pre-textos y Premio Nacional de Ensayo), reproduce el esquema kantiano de las facultades de la razón. Cito de (mala) memoria, lo que junto a mi terquedad interior y mi falta de fe en el hombre hará que seguramente me equivoque sobre la intención de Gomá de escribir su obra monumental en torno a las posibilidades y límites del hombre. Seguiré "investigando", dado que el son vagamente aristotélico (para mí, cada día más ignorante, olvidadizo, viejo) de Imitación y experiencia me incitó a querer comprar el libro -y leerlo-, por ver -por lo menos- lo que son capaces de escribir los dotados de talento, por ver a qué altura de la comprensión (de la letra ajena) podemos llegar los mortales. Vale.

***

Miraste tú, ella te devolvió la mirada. La hubieras querido más cerca, enlazar los deseos manifiestos en las bocas. Se deben apartar las tentaciones, te dijiste -ese año. Por tu edad: ya no estás hecho para la verdad, para la mujer. (Tu sueño de verdad es un sueño de proximidad, y al revés. En ninguno de los dos sentidos tiene que ver con la verdad: que consiste en la distancia, la indiferencia, el desapego, el frío... )

***

(Qué poco se entienden las cosas... En el trabajo)

Soy un pésimo observador. Había creído lo contrario, hasta que me ha dicho "mal, muy mal". En esos casos uno exhibe la torpeza, a la vez que la buena intención. (Pero tengo dudas sobre esto. No de mi buena intención, sino de las observaciones que hago de la conducta de otros. Soy un mal observador. QED.)

***

(Observaciones escolares)

Marx y Darwin: similar maravillada conciencia acerca de la temporalidad de los sucesos. De las riquezas y de las piedras; de la vida (historia natural: tiempo de los organismos, no sólo su investigación) y de los estados (modos de producción; no sólo sociedades estancas, civilizaciones o culturas).

Hacer ver esto, al joven irreverente, es bastante complicado. Porque no se acerca al asunto como el que tiene la edad para ver el mundo y asombrarse. Cree que ya lo ha visto todo y que domina el mundo, porque éste se ha puesto a sus pies. Y no es así. No debió serlo para Marx/Darwin, recogiendo y tramando observaciones, viajando, malviviendo...

Cambiando de registro (Marx, según el Prefacio a su Contribución al estudio de la economía política), desde la filosofía a la economía, en función del accidente autobiográfico que supone (para él y para el historiador) la ocupación periodística: que le puso en comunicación con ciertos litigios de propiedades comunales; como a Descartes el retiro invernal le puso en relación íntima con las concepciones de su mente solitaria. Hemos de pensar que detrás de la metódica moderna (matemática, científica, sociológica), tal y como es construida y registrada por las mejores cabezas, hay algún elemento vital inesperado, casi azaroso, que alumbra intuiciones que luego dan lugar a mundos: los viajes con el ejército, los problemas de un filósofo-periodista con la censura...

***

[La cosecha de las farolas /tengo que escribirlo/]

No hay comentarios: